En mi infancia teníamos un juego que consistía en lo siguiente: nos organizábamos en círculo y uno de los niños decía “una candelita” señalando a alguno de los que estábamos en el círculo. El niño indicado respondía diciendo “a la otra esquinita” señalando a algún otro y entonces quien preguntaba por una candelita le repetía lo mismo al seleccionado y así sucesivamente.

La verdad es que habría que ser niño para disfrutar de un juego tan monótono y predecible y pasarnos extensos minutos haciendo lo mismo hasta que en algún momento nos invadía el aburrimiento y cambiábamos de juego.

Algo parecido siento que está sucediendo con el caso de Loma Miranda y la declaración o no como Parque Nacional. Estamos conscientes que los intereses en juego son elevados en un gobierno que necesita ingresos  pues gran parte del presupuesto nacional se va en pago de deuda e intereses y por consiguiente la entrada de dinero sirve para amortiguar otros renglones.

En este sentido el Congreso juega a la candelita mientras esperan que pase el tiempo para hacer sus amarres y tomar una decisión que de seguro les será muy difícil por encontrarse la Iglesia Católica dentro de la bancada que defienden y promueven la declaración de Loma Miranda como Parque Nacional.

¿Qué pasará? quizás no podemos predecirlo porque, mientras tanto, el proyecto es enviado a comisión y las reales intenciones de formar comisiones nos la revelaron hace  muchos años Benito Mussolini y Abraham Lincoln.

Mussolini afirmaba que “la mejor manera de no hacer nada en política es formando comisiones”. Lo mismo dijo Lincoln con algunas palabras diferentes “Cuando quiero que algo no se resuelva formo una comisión”.

Mientras tanto ambas cámaras tienen una papa caliente y la intención de enviar a comisión está clara: nadie quiere sentirse señalado como los principales culpables sobre todo con una campaña electoral a la vuelta de la esquina y con una Iglesia Católica como principal protagonista de la campaña a favor de Loma Miranda.

Para dar larga al asunto y buscar una salida “salomónica” a este impasse el Congreso seguirá con el jueguito infantil de “una candelita, a la otra esquinita”.