En la República Dominicana tenemos el record de ser uno de los países del mundo que tiene una de las burocracias más cara per cápita y a la vez ineficiente e ineficaz. En estos 48,730 kilómetros cuadrados, con apenas 10 millones de habitantes, tenemos 32 senadores, 183 diputados y tendremos 190 a partir del próximo año con los 7 que representarán al dominicano en el exterior, 20 diputados al Parlacen con igual cantidad de suplentes, 155 alcaldes con igual cantidad de vice alcaldes, 1,101 regidores y sus suplentes, 229 Presidentes de Distritos Municipales con sus 627 vocales. Esos, sumados al Presidente y al vicepresidente de la República, son los electos, pero falta mucho más. 16 jueces de Suprema Corte de Justicia, un Tribunal de Garantías Constitucionales que tendría 13 jueces con características similares a un juez de la SCJ, de manera que tendremos 29 jueces de SCJ. 5 miembros de la Junta Central Electoral y sus suplentes, 5 miembros de la Cámara de Cuentas, 21 Ministros de Estado y un sin número de Viceministros, Directores y Subdirectores. En el servicio exterior, embajadas y consulados con exceso de personal. Asesores con sueldos onerosos, las "secretarias ejecutivas" que ganan más que el Presidente de la República y una interminable lista de irregularidades, hacen que esta burocracia sea insostenible.

Si a todo esto sumamos lo que significa cada funcionario de esos para el país, el costo. A casi todos los mencionados, Senadores, Diputados, Alcaldes, Ministros de Estado, Jueces de la SCJ, Miembros de la JCE, Miembros de la Cámara de Cuentas, se debe agregar no sólo sus sueldos astronómicos, gastos representación, celulares, transporte, viáticos, dietas, el costo de la oficina (mobiliarios, energía eléctrica, gastos de oficina etc), sino también choferes, asistentes, secretarias, asesores, seguridad etc. Encima de todo eso, algunos son corruptos, ineptos, incapaces, todo lo improvisan, roban, desvían fondos a su favor, nombran familiares, la verdad que este es un país rico, pobremente administrado. Si seguimos no terminamos, porque también hay que sumar las millonarias pensiones, algunos la reciben de distintas instituciones del Estado simultáneamente y otros la reciben y siguen trabajando y cobrando del Estado. Los gastos excesivos en publicidad para decir que se está haciendo lo que no, para promover figuras personales, la millonaria inversión en cumbres, estudios, seminarios, conferencias, para determinar el qué hacer, cuando el problema radica en el cómo y con quien hacerlo.

Proponemos, reducir las provincias dominicanas a 15 y por tanto sólo 15 senadores los diputados a la mitad o menos de la mitad actual. Los jueces de la SCJ  a 5, que ellos mismos traten los casos de inconstitucionalidad de las leyes. Fusionar algunos Ministerios de Estado, entre otras propuestas que pueden surgir.

Con los miles de millones de pesos ahorrados, tendremos para el 4% de educación y con ello invertimos en la investigación y creación de conocimientos; tendremos para darle el sueldo 14, así como aumentos y otros beneficios a los verdaderos servidores públicos que vayan quedando; tendremos para  estimular la inversión extranjera, pagar la deuda, para reducir los impuestos  y con ello incentivar a los empresarios, crear nuevas empresas, grandes, medianas y pequeñas, lo cual es imposible con la actual voracidad fiscal que existe. A las personas desplazadas se les ubica en un sector privado regulado, responsable que  a la par de un Gobierno eficiente, eficaz y honesto, trabajará para desarrollar el país, que es de todas y todos. En el sector privado tendrán un empleo real, no inorgánico como es ahora.

Esto que planteo es parte del Sueño Dominicano, el cual podremos hacer realidad, reconociendo el problema que tenemos, partiendo de esta realidad y planteándonos planes de acción que nos permitan recorrer la distancia entre ese sueño y su realización. Estoy seguro de que sí podemos, cuando dejemos de ver la política como un negocio y comencemos a verla como lo que es, la única manera de organizar una sociedad y encauzarla hacia el desarrollo en todos los órdenes. Pueblo dominicano, salvemos la política y con ello salvémonos nosotros mismos y a nuestros hijos. Estamos a tiempo.