El otro día, paseando por el parque, me encontré con un amigo a quien también le gusta caminar por las tardes en compañía de su mascota. Como es natural en este tipo de encuentros, en seguida nos ponemos a hablar sobre los problemas de nuestra sociedad y de cómo resolverlos, porque en este país todos los ciudadanos somos unos clarividentes y futurólogos que tenemos la claves para resolverlos en un instante. Y como también es natural, salió a relucir el tema de la delincuencia, el azote, temor y peligro de los que vamos sin escoltas, sin carros blindados, ni tenemos cercas electrificadas, o perros bravos entrenados, y  Joel, así se llama mí amigo, me dio la idea de mandar a buscar los ¨indestructibles¨ de las pantallas de cine y televisión para combatirla y acabar con ella de una vez por todas, y de manera rápida y eficaz.

Al principio me pareció una broma con las que solemos sazonar nuestras charlas, pero bien pensado y madurado, es una propuesta de lo más interesante por lo drástica y novedosa eso de traer al país a tipos como Silvester Stalone, Bruce Willis, Steve Seagal, y otros brutotes por el estilo para que, con sus trompadas noqueadoras y sus pistolas mágicas de las que salen cien disparos aunque sus cargadores tengan solo una docena de balas, acaben de una vez por todas con los criminales y todo tipo de malones que se les pongan por delante.

Sobre nuestra policía ya se ha dicho, comentado, sugerido, indicado, criticado y tratado todo, absolutamente todo, que si no tienen equipos suficientes ni adecuados, que si los agentes no están aptos para el trabajo, que si les pagan poco y por eso se corrompen con tanta facilidad, que si son gatillos alegres, que si hay que hacerlos civiles y sobre todo civilizarlos, que si tiene que patrullar conjuntamente con el ejército nacional, que si hay que llamar a los marines  gringos, a la legión extranjera, que si dejar el asunto en manos de la Mossad israelí… todo lo imaginable y por imaginar. Pero los sucesivos gobiernos no han hecho gran cosa por solucionar tan grave problema, de acuerdo a los resultados que se están obtenido hasta el momento.

Sin embargo, esta idea de contratar a los indestructibles tiene grandes posibilidades de éxito ¿Se imaginan a un Silvester Stalone, rambeando a dos manos contra el enemigo, acabando con toda una gran mafia en cuestión de minutos y sin que resulte con el más mínimo arañazo? ¿O el Steven  Seagal como cuando era jovencito enfrentándose a una docena de tipos musculosos, liquidándolos en menos de lo que canta un gallo, partiendo brazos, piernas, cuellos y cabezas, lanzando a los delincuentes con solo media pescozada a cuatro o cinco metros de distancia contra una dura pared, y sin siquiera despeinarse? ¿O al Bruce Willis, frío, calculador, imperturbable, con alma de liquidador, a tiros de ametralladora retocada, o a puñaladas traperas contra asesinos, o mafiosos?

Y qué decir de los otros amansaguapos, el Chuck Norris con sus karakeketadas, el Arnold Schwarzenegger robotizado y de ojos y brazos y otras piezas intercambiables, el Jean Claude Van Damme también karakateando sin piedad? Y eso que ya no podemos contar con Bruce Lee, el rey de los golpes mortales. Tipos que, de verlos con esas caras tan de palo de guayacán, ya dan pánico y que además nadie puede con ellos.

Con solo esta media docena de indestructibles  sería suficiente para lograr en un par de semanas un clima de paz absoluta en todo el territorio nacional, de poder caminar por calles y avenidas tranquilos y contentos, totalmente seguros, de poder llevar la cartera o el monedero en losbolsillos y no escondido en los tobillos o  entre los sujetadores femeninos, de pasear con la novia sin temor de ser asaltado o violados.

Eso sí, deberemos ampliar los cementerios, las cárceles, las clínicas y adquirir muchas muletas, clavos para soldar huesos, prótesis de codos y rodillas, collarines para nucas rotas, sillas para inválidos permanentes, así como realizar muchas más autopsias, pero los costos los desembolsaríamos con enorme placer, pues siempre es preferible que se tenga que gastar unos dineros para ellos, los delincuentes, y no para los entierros de nosotros, que somos sus víctimas.

En fin, tendríamos la República tranquila y segura que tanto nos merecemos y por la que tanto trabajamos ¿Qué los contratos de los indestructibles serían onerosoos pues esos señores a la hora de cobrar no se andan con chiquitas? Es posible, pero con lo que nos ahorraríamos de los policías que están en ¨activo¨ pero que no se activan lo suficiente, y con los que están en servicios particulares bañando perros de raza, llevando niños ricos a los colegios, empujando carritos llenos de productos en tiendas y supermercados, o haciendo de choferes particulares en lujosas yipetas, tendríamos suficiente dinero y hasta nos sobraría para cubrir otras necesidades importantes.

¿Traer a los indestructibles? Tal vez la mejor idea hasta el momento, y aunque parezca una pura fantasía, es posiblemente menos fantasiosa que el creer que con mayor patrullaje por las calles se va a resolver este problema de la delincuencia.