En el orden de su lanzamiento, a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana, PLD, nos encontramos con el interés manifiesto de perseguir la presidencia, con; Carlos Amarante Baret, Francisco Domínguez Brito y el joven Manuel Crespo. También hizo un amago, el arquitecto Pedro Navarro, el actual Ministro de Educación, sin embargo, se ha quedado en una simple manifestación. A nuestro juicio, a los mencionados hasta ahora, se puede interpretar que su interés es vender su nombre como presidenciables, a fin de colocarse en el ranking político de figuras palaciegas, en otra palabra, calibrando su pegada de cara a la posible situación de tranque que se pueda suscitar con el transitorio constitucional que le trancaría el camino a la reelección del Licenciado Medina con el nunca más.
No se necesita mucha profundidad analítica, para entender que esos lanzamientos, también podrían estar jugando el papel de braceros que abren trochas para guardarle el camino de la zafra y el corte cómodo de las cosechas, a los líderes con reales posibilidades para orquestar un proyecto atractivo al electorado nacional para las elecciones del 2020, los cuales, sin lugar a dudas, tendría como protagonistas a debatirse el trono al Dr. Leonel Fernández y a Danilo Medina.
Según tratadistas en ciencias políticas, el lanzar una candidatura a sabiendas que no se dispone de ángel político, estatura presidenciable ni pegada en el cuerpo electoral, precisamente, lo que se pretende es puramente mercadearse y afianzarse como cúpula política y sería como decir, aquí estoy como candidato a ser Ministro, por ejemplo, o de otra forma, ponerse donde los capitanes los vean.
Es propio de las luchas internas de los Partidos Políticos, que los lideres principales, cuando se vislumbran choques con la realidad de que sus proyectos pueden fracasar, impulsan el lanzamiento de sus principales cuadros para por si acaso, que la corriente disponga de unos posibles emergentes.
Observando a Carlos Amarante Baret, con escasísimas posibilidad de que se caiga esa viga, -no lo aseguro- , se piensa que es un tractor Caterpillar arando en lo seco para allanarle el camino al principal líder de su corriente.
Lo propio se puede inferir con la candidatura de Domínguez Brito, el cual en calidad de cuadro de una tendencia, se lanzaría al ruedo, para una de dos, o para dividir las fuerzas internas, aglutinando otros cuadros para luego endosarlos, o para guardarle el puesto a su líder principal.
En el caso de Manuel Crespo, hasta le luce lanzarse. Es un benjamín de la política que desde la óptica de insumo del relevo del liderazgo añejo, se presente como una opción presidenciable, de lo cual, podría apuntar también, a ser asumido por su líder principal, que de antaño es el Dr. Leonel Fernández, y en efecto, en un virtual triunfo de Fernández, al vender su imagen como presidenciable, sea catapultado como un seguro ministro y ascender por esa escalera a convertirse en un emergente de alta consideración. Pero, para el 2020, él mismo sabe que su candidatura es servir de lubricante a la candidatura de su jefe político.
Técnicamente hablando, en República Dominicana nunca ha surgido un mesías político que se levante del polvo del anonimato. Poniendo como ejemplo de la forma de emerger como presidenciable en los Estados Unidos, que es haciendo carrera y poniendo de manifiesto una impronta de tipo legendaria en favor de su país. Esas candidatura no son lanzadas como Juan de los palotes, la primera carta de credenciales son sus hazañas y su desvelo por su imperio.
Para nosotros, si no se han lanzados más, o es porque el ajedrez se llenó de piezas, o es porque los que en las elecciones del 2016 se lanzaron, están sentados en la zona de su confort o demasiados posesionados en las curules actuales.
Respecto a la candidatura de Reinaldo Pared Pérez, se podría ver de otra manera. Es la tercera figura política del PLD, primero habría que pensar en Danilo Medina y sin demoras, en Leonel Fernández. Después de esos dos líderes, Reinaldo es la figura con mayor ribetes presidenciables, en el sentido, de que en torno a su liderazgo han convergidos las fuerzas internas para mantenerlo, primero, en la secretaria general y segundo, en la presidencia del senado, por cuyos méritos es la figura de mayor condición política para el relevo, en un caso de tranque entre los dos principales líderes.
En esta analítica no vamos a tocar la figura presidencialista de Margarita Cedeño de Fernández, en virtud de que a nuestro juicio tiene dos grandes escollos, el primero es que su esposo, está entusiasmado por ser él el candidato, y segundo, porque en ningún escenario de tranque, aglutinaría al PLD, y máxime, a la corriente de Danilo Medina, para un eventual apoyo, ya que haría pensar que sería llevar a la presidencia a su archirrival Leonel Fernández.
Finalmente, tenemos a Carlos Peña, quien ha tomado notoriedad por sus enjundiosos análisis en la zeta, pero, con nada de mérito para emerger como una figura, en el sentido, de que los líderes circunstanciales, surgen por efecto de un hecho patriótico que lo ilumine como relevo aglutinador, en consecuencia, soy del criterio, que las coyunturas no están dadas para que esto suceda, y Peña no está haciendo nada trascendental para ello, cuestión que no se logra con los pastoreos ni con un micrófono.