Ayer estaba preocupada por escribir más, con tantos temas para escoger, ninguno me motivaba a dar unos movimientos en mi teclado. Tanta gente buena como mi distinguido vecino, a quién llamaré vecino del radio, que logró levantar mi esqueleto y ubicar mis manos hasta aquí.
Mientras yacía mi cuerpo en la cama a las 7 de la mañana, oía un dembow que retumbaba en mis oídos, traté de evadirlo y seguir durmiendo. Pasó media hora cuando ya no podía soñar más que las canciones ofrecidas por el vecino, ¡sabrá dios a cuántos decibeles!
Sí, es cierto que necesito reformar mi disco duro con nuevas canciones para tararear al bañarme. Sin embargo, me siento obligada a recordarle al vecino que las canciones que colocó hoy, a tempranas horas de la mañana, las conozco porque los “colmadones”, “carros” y “guaguas públicas”, ya la recitan en sus radios: “Excúsame, no sabía que te molesta el humo” (El Humo del Alfa), “Ay mujer, la gente anda diciendo por ahí, que yo soy un venao…” (El Venao de Ramón Orlando, ¡tan sabroso merengue!) y otras canciones más que se repiten una y otra vez.
El dembow y el merengue tienen ritmos contagiosos, te ponen en cintura a bailar y no me disgusta escucharlos. ¡Vecino, chequee su reloj y su conciencia, si la tiene! ¡Las horas de sueño se respetan!
A veces me invade un deseo de hacer una colecta con los demás integrantes del sector, sólo para contratar una banda de rock con el permiso de los vecinos que duermen o se levantan para sentir la paz en las mañanas antes de iniciar una jornada laboral.
Continúo con la banda de rock, su guitarra eléctrica, la batería, el bajo…
Podría impartirse un concierto a las 12 de la madrugada o 5 de la mañana con bocinas grandes, similares o más grandes como las del despertador del vecino (se sacrificaría mucho dinero para que se escuche bien el concierto) quien levantan a todos con sus canciones o el programa de radio que sintoniza para “actualizarnos” y escuchar un par de “coño”, que sobran en el barrio, no necesitamos que en la radio nos la recuerden (dónde está la Comisión de Espectáculos Públicos y qué pasó con el Reglamento 824)…continúo, continúo, un par de asientos en primera fila para todos aquellos que al igual que yo sienten el hastío de las bocinas con el volumen alto y abruptamente ubicadas.
Sigo con la historia del vecino: después de levantarnos, apaga el radio según su consideración, hoy por ejemplo sólo fueron unos 40 minutos de los que recuerdo. Y ya no pude volver a dormir.
Querido vecino del radio, me encanta el merengue, lo bailo en fiestas, ensayos y discotecas que podría intercalar con uno que otro dembow pero las mañanas son para otras cosas más tranquilas, cada individuo desea escuchar algo diferente o no escuchar nada más que los movimientos humanos, el sonido de los carros, motores, creo que con eso es suficiente para empezar el día.
El 20 de noviembre leí en un periódico que a partir del 15 de Enero del 2015 se podrá llamar al 911 para denunciar ese tipo de ruidos pero tendré que soportarlo el resto diciembre y la mitad de enero del próximo año, empezaré a buscar refugio para algunas fechas, en las que me imagino que la tanda será triple y extendida como a veces se le ocurre cualquier día, se le olvida darle a un botón que dice apagar. La mañana, tarde y noche significan lo mismo para usted.
A partir de hoy, tengo ganas de regalarle varios cds de música clásica para que escuche algo distinto, espero que escuche algún día otro Mozart que no sea “La para” y que conozca algunos de sus amigos, entre ellos Bethoven, Tckaicovsky. Sino le gusta la música clásica, hay otras opciones como el jazz, el blues… para que amplíe sus gustos y si me va a dar unas tandas, sea más variada porque no me molesta su salsa, merengue, reguetón y dembow que coloca con tanto “amor”. Pero las horas que elige, ¡por favor! ¡Ya los colmadones respetan más que usted!
No sé porque existe una ley de medio ambiente (64-00) que en su artículo 16 explica muy bien la Contaminación Sónica, donde dice: “Sonidos que por su nivel de prolongación o frecuencia afecten a la salud humana, la calidad de vida de la población y el funcionamiento de los ecosistemas, sobrepasando los niveles permisibles legalmente establecidos”.
Y en su artículo 114: “El Ministerio de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en coordinación con los ayuntamientos municipales y la policía municipal, regulará la emisión de ruidos y sonidos molestos o dañinos al medio ambiente y la salud, en el aire y las zonas residenciales de las áreas urbanas y rurales, así como el uso fijo o ambulatorio de altoparlantes”.
Como conozco mi país en los pocos años de vida que tengo, creo que haré un sacrificio y le compraré un ipod con unos súper audífonos para que escuche tranquilo todo lo que quiera sin que en el vecindario mal interpreten “su obra de caridad” y “buen servicio”. Sobre todo para que no lo agarre confesa´o el 15 de Enero del año entrante.
Lo que más lamento es que se supone que usted conoce las leyes por la profesión que eligió. Cuando suba a los tribunales espero que no sea para defender un caso de esta índole en otro sector, me imagino a quién defenderá, demás está decirlo.
Recuerdo claramente cuando fui a decirle por primera y última en octubre de este año:
-“No cree usted que el volumen del radio está un poco alto, mire, hay vecinos que duermen a esta hora…”
– “No, mi radio es mío y estoy en mi casa”.
No serán las palabras precisas pero si las líneas de este temible teatro sin fin.
Nos vemos el 15 de Enero de 2015 si es que funciona el 911 para esos casos y si usted decide comprarse su propio ipod, yo y el barrio se lo agradecerá.