Cuando la sociedad dominicana se siente presa de un malestar general, como resultado de sucesivas políticas que dejan de lado sus necesidades más perentorias, surge un rayo de esperanza, con la aprobación del presupuesto de educación, por parte del Consejo Nacional de Educación, en función de lo establecido por el Plan Decenal de Educación 2008-2018.
El Consejo Nacional de Educación, órgano de gobierno del sector educativo y de carácter multisectorial, fue escenario de ejercicio de democracia real. Este espacio de participación público privada, posibilitó que las voces de la sociedad dominicana se expresaran en su seno.
Voces muy bien informadas, presentaron diagnósticos y propuestas que ganaron terreno en la voluntad del Consejo, tanto para el cumplimiento de la ley de educación así como el Plan Decenal vigente, lo que llevó a aprobar un presupuesto para educación equivalente al 4.09% del PIB.
Es así que, a través de un proceso de votación se consiguió que ganara la institucionalidad, la legalidad y el derecho de la ciudadanía a una educación pública de calidad. Sin embargo, esta decisión construida de manera democrática deberá contar con la voluntad política, tanto de la Presidencia de la República como del Congreso Nacional.
La sociedad movilizada y el Consejo Nacional de Educación hicieron su parte. Posibilitaron un presupuesto inteligente, dirigido a superar los grandes e históricos déficits de educación, que mantienen a la República Dominicana en los últimos lugares en educación con respecto a los países de la región y del resto del mundo.
La decisión del Consejo, definitivamente es ganancia para la sociedad dominicana. Ahora le toca al Presidente de la República ser coherente con su discurso en los escenarios internacionales y reestructurar las prioridades del gasto público, de modo que el próximo día primero de octubre, sea entregado al Congreso de la República, un proyecto de ley de presupuesto que responsa a la voluntad de los hombres y mujeres de este país.