Tiene que llegar el momento en el cual la insolencia y la falsedad dejen de ser el elemento característico de la disidencia política.
La campaña política y la contradicciones que genera, no se han detenido a propósito del particular momento que padece la humanidad y nuestro país en particular. La brega política ha tomado características y modalidades insospechadas.
Llama la atención que las contradicciones, en algunos casos, se diriman matizadas por la mas baja ralea y con la mezquindad y miserias que alejan a sus ejecutores de la decencia mínima. Un conocido cronista político escribe sobre un hospital móvil donado por el candidato Abinader insinuando la inutilidad de la donación bajo el argumento de que carece de comodidades. Luego otro señor que labora en un popular programa del mediodia en la televisora Color Visión se refiere a esa solución de emergencia como una carpa calurosa. Cuántos hospitales dominicanos tienen aire acondicionado?
Unos desaprensivos publican la falsa noticia de que la donación de pruebas para determinar la presencia del virus por parte del mismo candidato, había sido suspendida empleando falsamente el logo de la cuenta de twiter de ese candidato. Para colmo el propio ministro de salud, quien es reconocido como un caballero, se destapa con un discurso político para reclamar la no politización de la lucha contra la pandemia. Esto último se produce por denuncias de manipulación de compras y licitaciones por parte de funcionarios públicos respecto a productos de interés para la conjuración del virus.
A pesar del discurso del ministro, fue inevitable para el gobierno la cancelación de varios funcionarios ligados al hecho y la designación de una comisión de veedores o vigilantes de las sucesivas compras.
Este no es un momento para la comunicación mercantilista. Deberían hacer una pausa. Lo que vivimos es de vida o muerte, literalmente.