En la entrega pasada y en el ánimo de continuar con nuestra serie “Las técnicas pasivas y activas de acondicionamiento de edificios según Acentos”, que venimos desarrollando en estas últimas semanas en nuestra acostumbrada columna de los domingos, Arquitectura y Energía, hacíamos el esfuerzo de conectar con los acontecimiento recientes de frío polar con nevada incluida, vividos en Madrid, capital de España. Hoy, esos acontecimientos ameritan una pausa en nuestra serie, con la acostumbrada venia de los lectores.
Madrid está colapsada; la capital de uno de los grandes de Europa, España, sobre la que alguna vez se pudo decir que no se ponía el sol o “A solis ortu usque ad occasum” (Desde la salida del sol hasta el ocaso), por aquello de su gran extensión territorial- la de España- a fuerza de confines conquistados por el mundo; hoy es un caos de nieve y placas de hielo con más o menos una semana de incomodidades y persistencia blanca. Madrid no ha podido resolver un problema monumental, nunca mejor dicho, por mucha ayuda voluntaria que los ciudadanos hemos prestado para palear nieve. Los servicios municipales, ni los de la Comunidad (Comunidad Autónoma de Madrid) no han podido normalizar la situación en el tiempo que una capital del primer mundo amerita.
Cabe resaltar para el lector susceptible, que este artículo no es una crítica, ni encubierta ni de soslayo, más bien hacemos de cronista contando lo que nuestros ojos han visto y nuestro confort higrotérmico ha padecido. ¿Qué ciudad puede resolver una situación como la que estamos viviendo los vecinos de Madrid? ¿Más de 50 cm de nieve caída sobre la superficie de la ciudad desde donde se va al cielo son cosa fácil de retirar?…Para la primera pregunta tenemos respuesta: Madrid; para la segunda pregunta no tenemos respuesta clara más allá de algún titular de periódico de alguna ciudad americana resolviendo rápido este tipo de problema. ¿No hay quitanieves suficientes, no hay palas mecánicas suficientes, no hay sal suficiente para derretir la nieve, no hay personal suficiente para palearla?
Las fotos y vídeos del colapso de las calles, aceras, árboles e incluso propiedades (vehículos, cornisas, aleros, etc.) abundan en las redes sociales y aún hoy 17 de enero de 2021 no queda la cosa resuelta. Se han suspendido clases presenciales, reuniones y visitas de trabajo, se han cerrado negocios y disparado la factura de energía eléctrica, cortesía de las empresas generadoras/distribuidoras, justo cuando la calefacción habitual de gas natural de muchas de nuestras casas necesitan el apoyo de algún radiador eléctrico o bomba de calor.
Los ciudadanos, ajenos al símbolo político, nos planteamos la gran interrogante, ¿ha habido un fallo de gestión de la crisis? Por si sirve de justificación es bueno señalar que la crisis de la mega nevada se ha solapado con la latente crisis del Covid-19 y los grandes y los chiquitos nos hemos visto paleando nieve y quitándonosla de detrás de las orejas con la mascarilla puesta.
Esta crónica cierra con la esperanza de que si nos vuelve a caer otra igual, nos pille, (nos agarre, dicho en dominicano), con más palas en los almacenes del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid y más medios disponibles tanto por parte de estas administraciones como del Ejecutivo (gobierno central).