Lugar: Patio de una casa en el Bronx.

Hora: 6 y pico de la tarde.

Día: Sábado.

Estación: Otoño.

Temperatura: 74 F. Humedad 20%.

Personajes: Familia dominicana. Hombres de varias edades; una mujer de edad indefinida; un niño de unos 4 años, con la cabeza como muy grande; Princess, una perrita poodle que jura que es gente.

Props: Carpa nueva; iHome con un iPod tocando un playlist de 10 horas de bachata; barbecue asando muslos de pollo y churrascos; una olla de moro de guandules con coco rodeada de aguacates mexicanos sobre una mesa de plástico verde; sillas de plástico varios colores; varias botellas llenas, a medio tomar, vacías, de Corona.

Hombre 1: Pues valió la pena hacer la coleta pa la carpa, fíjense qué bien quedó, adiós solazo en este verano.

Hombre 2: Mejor será, yo todavía pienso que salió muy cara, con la mata de pera teníamo.

Hombre 3: Ahora vamo hacer una coleta pa echar cemento, que cuando llueve se hace lodo y uno no puede salir.

Hombre 4: No no, no echen cemento en este patio, que es un lujo estar pisando la tierra aquí en Nueva York, de hecho, me voy a quitar los zapatos.

Mujer: Cementen nada más la mitá, y así pueden sembrar flores y tomate sen la sorillas.

Hombre 9: La verdad e que las cosas no son como uno las imagina. Yo recuerdo que cuando yo vivía en Bonao creía que aquí en Nueva York no había tierra, por eso de la jungla de cemento, que los zapatos no se ensuciaban. Recuerdo que cuando Joselyn iballá yo olía los zapatos y olían bien, y las suelas limpiecitas.

Hombre 8: E que allá uno no sabe cómo e Nueva Yor, cuando Amparo y yo fuimos la Navidá pasada llevamo a Princess, y taban uno salbañiles terminando el baño y yo escuché que dijeron, "Mira esa perrita, mejor que nosotro, ella vive en Nueva Yor y se ha montao en avión muchísima vece”.

Hombre 5: Qué fueite, y cambiando ei tema, uno tiene lo sijos para nada, desde que se hacen grandes no vueive a sabei de ellos si no es para pedite dinero, que para pedite dinero nunca son grandes.

Hombre 6: Eso sí e verdá, las mías no me llaman ni para mi cumpleaños. Yo les digo que un minuto por más ocupado que uno esté lo tiene para su taita, pero qué va.

Hombre 7: Lo mío tampoco me llaman.

Hombre 8: Por eso e que ete no quiere tener, por lo sejemplos que ve.

Mujer: No no, pero lo sijos hay que tenerlos, es algo que uno deja aquí abajo.

Hombre 4: Pero es que yo no quiero dejar nada aquí abajo. Hasta quiero ser cremao cuando me muera, no antes, of course.

Mujer: Es bueno tener su sijos, es bueno tener quien cuide a uno cuando uno sea una vieja.

Hombre 5: Pero es que esto sijos de nosotros no nos van a cuidai, si ni siquiera llaman a uno a menos que no sea para pedile dinero, que…

Hombre 4: A ver mujer, ¿cuántos hijos tienen Titone y tú?

Mujer: Deja ver, se me murieron dos… 15, y 17 nietos.

Caconcito: Buela quiero pesi…

Hombre 4: Yisus Craist. 15 hijos y 17 nietos.

Mujer: Y eso, que hay ocho que todavía no tan produciendo.

Hombre 4: Ay Virgen del Toto.

Hombre 3: Eso son do quinteto de baquebol, con ampaya y gente arretando.

Hombre 5: Un batallón de cuaiquiei ejéicito.

Hombre 1: Un batón ballet.

Hombre 7: Una ganga de atracadore.

Hombre 4: Y dime una cosa, mujer atendida por doctores charlatanes, ¿recuerdas los nombres de todos tus hijos, y de tus nietos?

Mujer: ¿Eh? Claro que sí: Manolo, Yajaira, Quersys, Gerson, Caconcito, ah no, ese e nieto… Jahaira, Manolito, Manolote, Quersys, Yajai… Gerson… Manolón…

Hombre 4: Jajajajaja, mejor hubiese sido ponerles números en lugar de nombres, y con una etiqueta en las orejas con el número correspondiente: ‘Mira 14, más te vale que busques a 9 y saquen la basura, y a mí me gustaría saber si fueron 4, 11 y 3 que hicieron ese reguero en el baño, y dímele a 15 que acabe de llamar a 1 para que la ayude a hacer la tarea…’

Hombre 5: Qué fueite, y cambiando ei tema, ¿ustede san visto los videos de lo satracadore satracando muy campantemente en RD?