Después que casi todos los partidos depositaron sus respectivos registros de afiliados y dirigentes por ante la Junta Central Electoral es menester plantearse la cuestión de si el modelo institucional de nuestras organizaciones políticas refleja efectivamente a la sociedad y el ejercicio ciudadano de hoy dia.

Cuando uno profundiza en términos y conceptos como “afiliado”, “dirigente”, “militante” o “simpatizante” y los contrasta con los mecanismos de interacción social que tiene el ciudadano del presente se da cuenta que la labor partidaria amerita de una reinvención profunda que incluya, más allá de propuestas e ideas nuevas, hasta una nueva nomenclatura institucional más acorde con los intereses y aspiraciones del dominicano de hoy.

Los alcances de las comunicaciones móviles, las redes sociales y la consagración del voto universal y directo de cada ciudadano dejan muy atrás la clasificación tradicional del partido de masas o partido de cuadros.  Cuando el acceso a la información era privilegio de unos cuantos era entendible la categorización del ejercicio partidario entre la base militante, la dirigencia conductora y el liderazgo orientador. Hoy día, las fronteras entre uno y otro están muy difuminadas.

Para poder adaptarse exitosamente a la sociedad de este siglo, los partidos políticos tienen que asumir su rol de espejos de las aspiraciones de la gente y de canal para la expresión ciudadana.  Lejos están los tiempos en que la ostentación de una jerarquía partidaria era suficiente para ganar peso específico ante la ciudadanía.  Si asimilamos esa verdad desde los partidos estaremos en la capacidad de rehacernos y convertir a los partidos en agencias para gestionar las demandas ciudadanas, en vez de un conglomerado de gente con rangos que la en general ni entiende, ni les interesa.

Los partidos debemos empezar a proyectarnos como instituciones con pocos miembros activos orientados a promover causas sociales identificadas con los problemas de la gente.  Constituirnos a la par en laboratorios para ensayar el país del futuro con una profunda vocación para la innovar y conquistar el voto mayoritario de los ciudadanos en base a un activismo que privilegie el contacto directo con los electores y deje atrás las asambleas, las reuniones masivas y demás actividades que solo sirven para escucharnos a nosotros mismos, mientras la gente pone su atención en lo más reciente de J Balvin y El Alfa o le da like en instagram a las ocurrencias de DJ Topo.