Aprovechando que en los principales países del mundo las pantallas de televisión reportaban las acciones violentas de guarda campestres o caporales federales norteamericanos a caballo contra indefensos haitianos, nuestro presidente, en su discurso en Naciones Unidas dijo que nuestro país por sí solo no puede ni debe resolver la situación haitiana, como tampoco lo puede resolver Haití por sí solo, por lo que se requiere de una acción de la comunidad internacional para enfrentar la inestabilidad y la violencia en Haití, donde bandas criminales controlan partes importantes del territorio, así como rutas de acceso a un sur afectado por un reciente terremoto.

Enfatizó, otra vez, que lo de Haití no podía resolverse unilateralmente. Citó que no hay ni ha habido jamás una solución dominicana a la crisis de Haití. No lo mencionó, pero está claro que también aludía al mito de la “unificación” de la isla. Agregó que las elecciones en el vecino país tan solo pueden tener lugar después que se logre la seguridad y no antes.

En la reunión de Jefes de Estado Iberoamericanos en Andorra, donde la República Dominicana asumió la secretaría pro tempore de la misma y aceptó ser sede de la reunión del 2022, se colocó como punto de agenda pedir a los países industrializados que asignen a los países pobres parte de los fondos de los Derechos de Giros (DEGS) que el Fondo Monetario Internacional (FMI) les iba a repartir, para así los pobres poder pagar parte del fuerte incremento de la deuda externa asumida debido a la pandemia. Lamentablemente los países ricos no han hecho eso y fue correcto que el presidente Abinader lo recordara en su discurso ante las Naciones Unidas.

Nuestro presidente insistió en la necesidad de la creación de mecanismos financieros concesionarios y con tasas preferenciales de interés para lograr la sostenibilidad de la deuda y reducir los costos. Especificó que ese mecanismo haría menos costoso políticamente los ajustes tributarios.

Ya habíamos hecho referencia a la reciente reunión en San José de Costa Rica de los cancilleres dominicano, costarricense y panameño, donde crearon un “triángulo del sur”, para separarse de los problemas de Guatemala, Honduras y El Salvador, los del “triángulo norte” centroamericano, países con problemas muy diferentes a los del sur y también con una agenda bilateral diferente con Estados Unidos. Para dar continuidad a esta nueva “subregión” en Naciones Unidas se reunieron los presidentes de los tres países “sureños” donde expresaron, a través de un comunicado conjunto, su profunda preocupación por la crisis haitiana, al tiempo que pidieron a la comunidad internacional actuar ante las graves consecuencias migratorias que están tenido lugar. En ese comunicado los tres presidentes instruyeron a sus cancilleres para que, en alianza con Naciones Unidas, Estados Unidos y la Unión Europea, busquen soluciones a este dilema de Haití.

Para nosotros los dominicanos es importante la reiteración del presidente Abinader de buscar un ministerio público y un sistema judicial independiente, así como la modernización de nuestra policía. También enfatizó los problemas ecológicos, la necesidad de mejorar la distribución del ingreso y defender los derechos humanos, la democracia y luchar contra la corrupción.