La mañana de enero 13 del 2019, ya en lontananza, y como Guardia de Honor ?, el cielo, vestido de irrepetible azul,
y sus nubes,
con finos e impecables trajes de blancos encajes,
sirvió de marco, además majestuoso,
para decir presente,
en el acto dedicado a "Los Palmeros".
Cuán diferente se presentaba todo el entorno, respecto a lo acontecido aquella mañana del 12 de enero de 1972.
Mañana de muerte, de dolor, de luto y de quebranto, para muchas familias Dominicanas.
Ante el despliegue de hombres vestidos con aquellos raros atuendos, además de sus muy extraños artefactos,
que nunca habían visto,
Sorprendido, sintió temor, y como niño desprotegido, ¡y muy asustado!,
se replegó entre las grises tinieblas,
envueltas en sí mismas, porque ellas también, sorprendidas de cuanto observaban, temerosas,
también temblaban.
Por su parte, los nimbos, al igual que los penachos,
bajo las luces de la brillante Aurora,
henchidos de pavor
Cubrieron sus diminutos ojos claros.
¡Nunca antes habían presenciado tan espectral amanecer, como tampoco
aquel espectáculo,
a todas luces ¡dantesco!
El Alba, desconcertada, temerosa de que pudieran lastimarla, replegó los matices de su falda y decidió dormir en un recodo de la playa.
?Chicos, -les llamó presurosa-
cielos, nubes, nimbos, penachos,
Señorita Alba,
venir corriendo, Neptuno puso rejas en nuestras puertas, para evitar que los intrusos entren a molestar en nuestras áreas.
Ya no más sonidos que nos perturben,
como tampoco harán correr despavoridas,
a las olas, que a diario, en la playa,
con sus juegos matutinos,
rizan las arenas del mar.
Hoy, todo está en calma,
Gracias a nuestro ¡amigo de las aguas!
Ahora, guardar silencio… shhh,
"Los Muchachos", están durmiendo.
¡Al fin! reposan "Los Palmeros!".
Dicho aquello, rapidito, desplieguen sus luces
Con los colores en sus mejores gamas.
¡Vistan de gala sus Cuatro Moradas!
Y entonces, desde el silencio del espacio ignoto,
A través de un pequeño ventanal del firmamento,
una voz tenue les despide: Ulises Cerón Polanco, Amaury Germán Aristy, Bienvenido Leal Prandy Virgilio Eugenio Perdomo Pérez, ¡Hasta Siempre! Hasta un nuevo amanecer
¡de cada nuevo 12 de enero!