Los tiempos que vivimos hoy en día son complejos, cambiantes, acelerados y se percibe una tendencia muy marcada hacia vivir una vida lite, sin asumir compromisos y mucho menos involucrarse en procesos de vida que demanden una presencia activa.

Todo este panorama me pone a pensar en las familias, las cuales deben enfrentar diferentes presiones tanto a lo interno como aquellas que proceden del exterior o entorno social.

Cuando no se logra lidiar o manejar de manera balanceada las exigencias y demandas que van surgiendo en el seno familiar, se propicia el terreno óptimo para la aparición de los conflictos en la pareja, que de sostenerse en el tiempo puedenterminar en separación o el divorcio.

Es preciso que para comunicar esta decisión e iniciar en esta nueva experiencia debas agotar algunas pautas, como no precipitarse en la formalización y comunicación de la decisión

Todos los que nos hemos formado como terapeutas familiares tenemos una clara misión y es la da salvar familias, así nos lo han enseñado. Todas nuestras intervenciones, técnicas y proceder en el campo de la psicoterapia familiar giran en torno a ese único objetivo, que es lograr que las familias sobrepasen las crisis que puedan estar atravesando y logren sostenerse en unidad al transcurrir del tiempo.

Obviamente, siempre y cuando este sostenimiento familiar no atente contra la integridad y seguridad física, psicológica y emocional de cada uno de los miembros.

La realidad es que muchas familias están optando por la separación o divorcio, pero afortunadamente, las uniones o nuevos matrimonios exceden a las separaciones, según datos ofrecidos por los registros de la Junta Central Electoral.

La función de la familia en la sociedad es incuestionable, por tal razón debemos promover su sano funcionamiento y preservación. Ahora bien, aun las parejas vivan separaciones y tengan experiencias de desilusión o contratiempos amorosos, se observa que existe una alta incidencia de formar familia una nueva vez, pues aunque aparezcan sus excepciones, la tendencia general del ser humano es convivir y compartir en pareja un proyecto de vida. Existe una necesidad afectiva y socializadora que influye en la decisión de intentar una vez más conseguir aquello que aporta bienestar y equilibrio. La familia sostiene nuestro sistema emocional como individuos.

Las separaciones de las familias traen consigo nuevos desafíos tanto para el hombre como para la mujer, pero prefiero enfocarme en la mujer, pues históricamente y en la actualidad es la que está asumiendo en nuestra sociedad la crianza de los hijos. Así lo confirman las estadísticas de la Encuesta Demográfica y de Salud (Endesa) del año 2013, donde se registra un incremento de las familias monoparentales, que están bajo supervisión y dirección de sólo la madre.

Aunque en nuestra sociedad cada vez más se van superando los prejuicios y estigmatizaciones, no es menos cierto que la mujer todavía debe luchar con ciertas presiones de la familia de origen y de la sociedad cuando decide reconstruir su vida de pareja. Son muchos los esquemas de pensamiento que le fueron implantados y la lucha principal viene desde adentro y es con ella misma, pues implica desafiar su sistema de creencias. Al hombre le resulta más fácil poder reconstruir su vida de pareja, la sociedad es más indulgente y además no tiene los hijos conviviendo con él, lo cual implica demasiadas responsabilidades.

Para todas aquellas mujeres que está viviendo la experiencia de una nueva relación de pareja y están pensando formar una nueva familia quiero decirles que aunque es un verdadero reto, las familias reconstruidas pueden ser funcionalmente estables y pueden vivir en unidad y armonía.

Es preciso que para comunicar esta decisión e iniciar en esta nueva experiencia debas agotar algunas pautas, como no precipitarse en la formalización y comunicación de la decisión, tomar en cuenta a los hijos y no imponer a la nueva pareja, la comprensión y la paciencia deben acompañarte en procesos como estos, acordar con tu nueva pareja donde vivirá la nueva familia, definir como se hará la gestión económica de la nueva familia, entre otros puntos importantes.

En fin, se deben establecer los principios de la nueva relación y normas de convivencia previamente. Se dice que de las experiencias se aprende y regularmente la primera familia se forma en desconocimiento de muchas cosas que de haber sido abordadas en el momento indicado hubiera ahorrado muchas diferencias de pareja. Si has decidido reiniciar y darle la bienvenida nueva vez al amor a su vida, hágalo a partir de las experiencias aprendidas y las lecciones aprendidas. Tenga presente que los buenos inicios siempre tienen mejores pronósticos.

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