En el día de ayer el cristianismo celebró la pascua de resurrección, el más importante de sus acontecimientos.
Para el mundo Cristiano este acontecimiento encarna la vivencia más importante por considerar que la gran novedad que Jesús aporta a la vida es que la muerte ya no tiene la última palabra en el ser humano.
Aunque los hagiógrafos afirmen que la muerte era parte del proyecto de Dios es importante señalar que esta muerte se da de manera injusta y obedeció más a la presión del clamor popular que a las pruebas o evidencias que demostraran culpa alguna.
Hay un factor importante y es que Pilatos, en un primer momento, afirmó que no encontraba ninguna culpa en este hombre. Cuando comunicó a la multitud su parecer entonces vociferaron que se había proclamado rey. En este momento Pilatos le pregunta directamente si él es rey y Jesús sencillamente respondió “Tú lo dices”. Es una respuesta en donde ni afirma ni niega, pero sirvió para que al final Pilatos, después de lavarse las manos, lo entregara al pueblo.
Me parece particularmente interesante replantear la posibilidad de un juicio de revisión a Jesús de Nazaret, por haberlo juzgado durante la noche por jueces parciales, violentando su derecho a la defensa técnica, condenándole a una pena que no estaba prevista en la ley hebrea, por delitos políticos cometidos en otro lugar, sin motivar la sentencia fundamentada en una confesión de culpabilidad que Cristo nunca hizo.
Entre la inocencia evidente del acusado y las presiones políticas Pilatos, que no lo encontraba culpable pero debía obediencia al Rey Tiberio, en vez de la pena de muerte optó inicialmente por la flagelación y la coronación de espinas a ver si aplacaba las pasiones populares y finalmente, ante la insistencia del pueblo decidió enviarlo a la cruz que no era una pena de muerte, sino una sanción degradante reservada para algunos infractores como los ladrones.
Mirando el contexto actual podemos decir que el gran problema de Jesús estuvo en haber enfrentado al poder político y económico de ese tiempo, pero sin lograr crear una estructura judicial favorable y sin cultivar una amistad cercana con algún líder político influyente que decidiera asumir toda la carga que suponía la muerte de un hombre como él. Incluso sus más cercanos colaboradores lo abandonaron y uno de ellos lo negó tres veces, literalmente lo dejaron solo.
Quizás, de haber contado con estas relaciones, hubiese disfrutado de un No ha lugar basado en que el factor determinante en el desenlace de Jesús que lo lleva a la crucifixión es el clamor popular, sin embargo vemos que en nuestro contexto el clamor popular ha juzgado como culpable a ciertos personeros políticos, pero su nivel de influencia ha primado por encima de lo que dice el pueblo demostrando que no siempre es cierto que la voz del pueblo es la voz de Dios.
Si bien es cierto que los jueces no pueden actuar según el clamor popular, pues la opinión de las masas puede ser manipulada por los medios de comunicación, también es cierto que el pueblo puede hacer que se respete su voz y que si no se han hecho respetar en la justicia, entonces deben expresarse no en las calles, sino en las urnas.