Cancún y Riviera Maya, nuestros grandes competidores turísticos del Caribe, están siendo afectados por importantes problemas. A los reportes esporádicos de violencia se añaden, con ominosas perspectivas, la erosión de las playas y las algas de sargazo. Aquí esos males no han aflorado con fuerza y no generan gran preocupación. Pero se reporta que el sargazo ha paralizado el proyecto de la empresa turca Anex Tour, el cual promete 11 mil nuevas habitaciones en la costa Macao-Miches. De ahí que debamos abocarnos a buscar soluciones efectivas este problema, asignando responsabilidades entre los sectores público y privado.

EL sargazo es “un macroalga de color pardo o verde oscuro de gran tamaño que vive en suspensión en los mares y que se desplaza movida por las corrientes de los océanos. Tiene la facilidad de crecer muy rápido, duplicando su biomasa en menos de 20 días si las condiciones para su crecimiento son favorables.”  La marea que afecta al Caribe proviene del Atlántico sur, entre Brasil y África, pero también se sabe que el sargazo que afecta el Triángulo de las Bermudas se nutre del Mar de los Sargazos, en la costa noroeste de África. Se cree que el cambio climático origina un cambio en las corrientes y que su desplazamiento es favorecido por las altas temperaturas. Existe una temporada de reproducción y una más donde el problema es menor, siendo esta ultima la temporada de huracanes.

La invasión del sargazo está afectando a todo el Caribe, desde las Antillas Menores hasta Yucatán. Al recalar en las playas comienza a descomponerse y a tener un olor fétido, lo cual impacta negativamente la satisfacción del turista en los resorts. Además, el sargazo vierte una gran concentración de nutrientes sobre los arrecifes y eso es mortal para la vida en ellos. Las islas del este del Caribe –principalmente Barbados– y el Caribe mexicano son hasta ahora los más afectados. En nuestro país comenzó a llegar hace poco, reportándose en 49 playas del país, pero concentrándose en el este, Juan Dolio y Boca Chica, Su impacto no ha sido tan nocivo porque los hoteleros han contenido la marea de manera exitosa hasta ahora. La marea de sargazo fue récord en el 2018 y para este año se predice que aumentara. A medida que se agudiza el impacto del cambio climático, sin embargo, el impacto podría ser mayor.

Sargazo en Quintana Roo, México.
Sargazo en Quintana Roo, México.

En Cancún se ha comprobado que las barreras no solucionan el problema. Estas barreras “solo funcionan como pequeña tapadera que no sirve para evitar que se genere de nuevo el sargazo.”  Por eso los mexicanos han optado por usar los barcos camaroneros que están ociosos durante la temporada de veda para “redireccionar el sargazo, colectarlo en altamar, moverlo en el mismo barco y liberarlo kilómetros mar adentro, para que la corriente misma se lo lleve a aguas más profundas”, y mueran al completar su ciclo de vida. Es común ver brigadas recolectando sargazo en las mismas playas, por lo que han variado la promoción turística para que no se focalice solo en las playas y proyecte otros atractivos y actividades del destino.

En Cancún, sin embargo, la erosión de las playas es mas grave que el sargazo. Ya se reporta que alrededor de un 25% de las playas de Quintana Roo son irrecuperables, por lo cual han tenido que recurrir a importar arena de Marruecos. Algunos hoteles también han iniciado proyectos de protección y recuperación de sus respectivas playas.

En nuestro país se han adelantado algunas tímidas iniciativas.  Desde octubre del 2018 existe un proyecto de resolución en el Senado que promueve la creación de “una comisión internacional regional permanente” entre los estados turísticos regionales afectados. Por otro lado, el gobierno creó una comisión local con los ministerios de Medio Ambiente, Turismo, Presidencia, Obras Publicas y los cabildos y empresas de las zonas afectadas. Pero se reconoce que la problemática no puede ser controlada por el país solamente y Medio Ambiente favorece la búsqueda de soluciones regionales.

Con esos mismos fines, México convocó a una reunión entre los 18 estados de la región que debió ser celebrada el mes pasado (ver grafica).  Pero diversos factores intervinieron para provocar su posposición, incluyendo el hecho de que solo seis países se registraron. Mientras en el país se llevo a cabo hace días en el Palacio Nacional una reunión del presidente Medina con representantes de ASONAHORES e IVEROTEL –esta ultima la Asociacion de Inversionistas Españoles en Turismo en el Caribe– para abordar el problema del sargazo. Ahí prometió hacer una contribución millonaria del gobierno para la solución, pero todavía no se ha reportado en que consistiría.

La reseña anterior sugiere que las soluciones al problema no podrán ser las usadas hasta ahora. La recolección de algas en las playas y en altamar, las barreras colgantes para impedir que recalen en las playas y el desplazamiento de las manchas a otras partes del mar por parte de las embarcaciones no son soluciones permanentes.  Lo mas prometedor para atacar el problema de raíz es el uso masivo de las algas para convertirlas en abono orgánico y para la generación eléctrica a través del bio-gas.  En tal sentido la prensa local reporto un acuerdo entre UNAPEC y la empresa israelí Y. A. MAOF Holdings & Management encaminado a estos fines.

El futuro control del sargazo dependerá de la investigación sobre los posibles usos de las algas marinas.  Los científicos ya saben que estas podrían ser una fuente fundamental para alimentar a la población mundial. Asimismo, las algas son un sistema de fotosíntesis muy eficaz “y existen ya métodos para recuperar el CO2 emitido en su combustión y reconvertirlo en un producto carbónico para producir energía”. En consecuencia, el sargazo podría eventualmente convertirse en un combustible muy deseado.

Procede entonces no maldecir al sargazo porque eventualmente podríamos estar dándole la bienvenida. La búsqueda de soluciones para su negativo impacto turístico es una tarea que debe abordarse de manera colectiva entre los países mas afectados.  Y los agentes privados del sector deberán comprender que el fenómeno no es algo de la exclusiva responsabilidad de los gobiernos y que ellos tienen una importante cuota de responsabilidad en su contención. Nada que produzca el cambio climático es un problema gubernamental.  Todos deberán arrimar el hombro con miras a mitigar el impacto negativo con la esperanza de que la investigación arroje la solución mas positiva para la humanidad.