El proceso se ha ido consolidado por siglos y básicamente, se aceleró desde la caída del Imperio Romano de Occidente (año 476 D. C.). Se trata de la forma de los Estados y de la multitud de convenciones y usos aceptados y generalizados que vienen sumiéndonos en homogeneidad e uniformidad, desde hace siglos.

Hoy en día todos los Estados tienen su bandera. Casi todos cuentan con su himno*. Todos cuentan con alguna forma de documento, o documentos, constitucionales. Prima la idea de Estado, división de poderes. La democracia, más que un sistema, es sugerida en el actual momento de nuestra civilización como una panacea, remedio sanador a todos los males. Y así vemos como la imponen, tomando como prioridad, por ejemplo, a las elecciones en países como Haití, donde ni siquiera se ha terminado de dar alojamiento a los desplazados del temblor de 2010; donde no se ha alfabetizado a la inmensa mayoría de la población; donde la gente muere de hambre y de terribles plagas o de muy sencillos males, pues el sistema de salud está colapsado.

Hoy se habla de “elecciones anticipadas” para una Siria destrozada por cinco años de Guerra. Lo mismo hicieron con la Irak demolida y tales son las ambiciones de la élite mundial para Libia*.

La fijación con la democracia en el actual momento de la civilización es casi religiosa. Se cree que estamos perdidos sin ella. No seré yo quien desestime o minimice las virtudes del sistema democrático, pero si fuese un alimento, convengo que debe ser consumido por quien pueda masticarlo. Hay países en un estado en el cual no pueden “masticar” democracia. No tienen dientes y su sistema digestivo (social, político, económico, cultural y educativo) no está preparado para algo tan sólido, diverso y complejo.

Hay quien dice en nuestra joven democracia que el Senado de la República, la Cámara de Diputados, y el Congreso como un todo, solo sirven, principalmente, para aprobar préstamos, y una simple observación lo pone en evidencia. Se trata de cumplir con el requerimiento formal que requiere la banca y la finanza internacional

Esta homogeneidad en instituciones y sistema no es fruto de los filósofos de la ilustración—aunque pareciera serlo. No se trata de un noble deseo de civilizar e iluminar de golpe a naciones y regiones enteras. Es el empuje de los bancos, los financistas de siempre que necesitan instituciones con sellos para certificar préstamos, financiamientos, obras de reconstrucción. Para los banqueros del mundo, primeramente, es que sirve todo este orden democrático.

Hay quien dice en nuestra joven democracia que el Senado de la República, la Cámara de Diputados, y el Congreso como un todo, solo sirven, principalmente, para aprobar préstamos, y una simple observación lo pone en evidencia. Se trata de cumplir con el requerimiento formal que requiere la banca y la finanza internacional.

Un conocido dicho reza “Nada es lo que parece” y es cierto. Ese ímpetu ennoblecedor por levantar desde el polvo instituciones democráticas en países donde aún no se ha enfriado la sangre de centenas de miles de muertos no es lo que parece, pues no obedece al noble ideal de libertad, igualdad y fraternidadque se proclamó en la Revolución Francesa.

En síntesis, todo el sistema de instituciones democráticas viene a servir hoy como un enorme y complejo aparato notarial nacional, una macro plataforma notarial que funciona—principalmente—para hacer de nuestros países sujetos calificados y certificados para el crédito y financiamiento internacional.

Por eso, a nuestros países no se les llama ya países, ni a las regiones se les llama ya regiones, sino mercados. “Democratizar” a un país, llenarlo de “instituciones democráticas” equivalentes a las de las demás naciones resulta en su conversión efectiva en un sujeto de crédito y consumo certificado y calificado para la banca internacional. Es crear un mercado nuevo, lleno de “oportunidades.”

No somos tan modernos. El mundo sigue siendo de los mismos usureros de hace cuatrocientos años. Es difícil verlo ante la propaganda de un Barça vs Real Madrid, del Súper Bowl, o de la última foto de Kim, pero es así. No hemos avanzado tanto. La tecnología que creemos que está para jóvenes universitarios, comerciantes, emprendedores y profesionales, es hoy principalmente consumida por el macro sector financiero internacional.

Pensamos que hemos llegado muy lejos cuando miramos atrás a 1512; pero, básicamente, parafraseando una historia asiática, solo hemos llegado al borde de la palma de la mano de la macro usura internacional, que tiene siglos gobernando al mundo.

*Nota: Algunos himnos nacionales son compartidos, como el caso de Chipre y Grecia, donde la primera nación adoptó como himno a la composición nacional de la segunda. Entre otros casos.

**Nota: Desde el año 2012 Libia cuenta con un gobierno provisional, cuyo primer ministro es Fayez al-Sarraj, quien también es el jefe del Consejo Presidencial Provisional de Libia.