En el subsuelo, debajo de la historia, existen cuerpos transgresores,
Zonas de reclusión y cárceles biológicas de la vida de la muerte
y la muerte de la vida; organismos que dialogan debajo del cuerpo
y la costumbre del origen. Sólo es nuestro el tacto, la pregunta
en la mirada; el tacto es una página llena de hormigas yespecies sibilinas.
El mundo de abajo es el cuerpo mineral en turbia nota;
condena de lo oscuro en la memoria que se abre al pacto, a la palabra.
Especie, forma y línea tensa; línea del punto meridiano.
Nada como los cuerpos explorándose debajo de la tierra
En nombre del trayecto explorándose debajo de la tierra.
El nombre del trayecto oscuro, incierto de la historia.
Dejo aquí constancia. Ibíd. Loc. cit. cfr. ídem. Doc. cit.
Y son suturas, temblores que terminan de morir en vientos,
Forma en materias y sentido de aquel cauce que, sin movimientos descubre nuestra especie de metal y alarido del lenguaje mismo de la vida. Vida y de la muerte. Alquimias de ríos oscuros. Voces de adentro. Subterráneos. Es allí, en la línea cosida por agujas, hilos, aguas oscuras y tranquilas. Cuerpos y elementos donde se abre profundamente la memoria. Donde nace la presencia. La oscura boca mordida por el fondo vegetal; tierra que abraza el tacto de la muerte y de la vida; círculo del mundo que apasiona al ser en su costumbre. Huella que no respira y roba fuego; tuerca que aprieta el tiempo del origen.
Ligero el cráter que no miente expulsa formas y materias advertidas por el ojo de una oscura criatura. Dócil territorio. Botánico sueño sin vida ni estancia diseñada por el ojo no nacido de la página. No perdido ni surgido. Entonces, muerto todo en el contacto con el pulso se estremece el borde sorprendido por el dios escondido.
Extraña.
Diferente.
Confluyente vida de una forma seductora. No cercana. No aterida a un cuerpo indiferente. Petrificada especie subterránea. El ojo hace surgir el núcleo como sierpe y todo en su compás habita en los caminos suspendidos del deseo. Cuerpo que murió de siglo y lejanía. Todo lo encontrado bajo nuestra pesadumbre es la historia de un origen suspendido. Página cerrada por la mano cadavérica y dormida. Qué hay debajo de ese nombre, ese santo de mil años que reposa debajo de mis pies, sin tumba, vuelto polvo, huella, olvido, antigüedad y arritmia.
Frente sin batalla. Fría tumba sin detalle. Así estaban las cosas en la fosa; huesos, cráneos, dentaduras, brazos rotos, rótulas, caderas, plexos, fémures y manos. Hablas muertas, batallas que dejó aquel tiempo de un origen milenario, incierto. Es todo lo que queda de aquel falso fantasmario, de aquel negro subsuelo, circular subsuelo, espacio del todo y de la nada.
Thalasocracia. Frío paisaje que se borra y aparece sin cesar. Es la otra historia del demonio que agítase nocturno y silente. Sueño que se deshace como cierre. Origen que de paso muerde el pensamiento ¿Qué sucede allí donde la boca se traga el elemento, Los ecos que proclaman el himno atravesado mediante una palabra y un cuerpo sepultados. Pulsan, Resuenan desde la raíz de la memoria. Cinco, sexto, siete, nueve. El orden luminoso y atrevido Empuja el cuerpo divido, quizás por un sujeto mordido en subterráneo. Líquido. Matérico. Atómico. Silente. Poliédrico.
Fluyente.
Derramado.
Es lo que percibe el hongo abandonado dentro de la especie. Cadáveres vacíos de piel y movimiento. Coraza vieja y negra del instinto. Orígenes perdidos y ocurrencias, plexos deletéreos, números y series tentadoras; quebraduras y escondites nocturnos como líneas de conducto…Es así como la historia ocurre debajo de la tierra. Seres diminutos, metales perdidos, cuerpos escondidos en grietas profundas y cerradas; corpúsculos que extienden el pacto con el tiempo enardecido. Es lo que cuenta: la célula y el átomo que muerden las orillas. Primeras voces inventadas por relatos. Mentiras y verdades sin testigos, heridas y viaductos que el ambiente subterráneo revela en su sentencia.
Es tiempo, es lumbre de piedra, blancura movediza suspendida; duermen los cuerpos del día y de la noche. No hay derecho ni deberes, ni formas y silencios que jamás vivieron como sombras. Es aquello que se nutre de muerte y lejanía. Estado sinrazón que pierde peso hasta morir de soledad y punto sin regreso. Biología de la vida y de la muerte pronunciada como esfera neutra, sorprendida, diluida, suspendida en el quebranto del subsuelo. Ecología rota por el ser impronunciada. Impronunciable esfera donde habita el secreto de la mente poética. Otra geografía del adentro que espera ser tocada por el pulso de la especie trunca. Perro muerto, vaca muerta, hormiga muerta, lagarto sepultado por un tiempo de preguntas sin respuestas.Teatro de criaturas diluidas en inciertas entidades; minutos y segundos marcados por filosas entidades perplejas y calladas. Sordas calles. Pura disidencia de letras que murieron enterradas en el centro oscuro del abismo.