Mi primer contacto con el pensamiento de Silvio Torres-Saillant se dio a través de uno de sus artículos en la revista Rumbo a mediados de los años noventa. Me hallaba inmerso en los estudios de postgrado en los Estados Unidos y todo apuntaba a que me especializaría en la literatura vasca. El escrito al que aludo: "La oblicua intelectualidad dominicana", hizo que me volcara en la lectura de toda la obra de este pensador dominicano fundamental al punto de provocar un cambio drástico en mis intereses académicos.

En su artículo, Torres-Saillant interpelaba a esa intelectualidad que no había sabido servir de dique a la perniciosa tradición autoritaria dominicana. El asedio sin tregua al que sometió la praxis de varias figuras señeras del mundo intelectual, así como el llamado a que esa inteligencia abrazara el dolor de la gente e hiciera con ella causa común, dejaron una profunda huella en mi imaginación de crítico en ciernes. Tenía ante mí el trabajo de un modelo distinto de intelectual, uno que, curtido en los más exigentes circuitos académicos y editoriales de Norteamérica, no vacilaba en trasladar a un lenguaje llano, sin tecnicismos ni meandros, el arsenal epistemológico adquirido en esas empresas al ruedo del saber dominicano.

"La oblicua intelectualidad dominicana" es uno de los doce ensayos que integran la nueva edición de El retorno de las yolas: ensayos sobre diáspora, democracia y dominicanidad, obra que marcó un hito en la historia de la crítica dominicana tras su publicación en 1999, y que se pondrá a circular en el marco del VII Seminario de Hermenéutica de Santo Domingo, a celebrarse los días 25 y 26 de junio en el Instituto Superior Pedro Francisco Bonó.

Su crítica promueve el asumir la conciencia de la nacionalidad dominicana desde la dimensión aperturista de la ciudadanía

En El retorno de las yolas, Torres-Saillant examina con pericia de auriga los más urticantes temas de la historia social y cultural de la República Dominicana moderna al tiempo que teoriza sobre la ética del hacer intelectual y su insoslayable dimensión política.

Es evidente que Torres-Saillant asume el debate de ideas como una forma de pedagogía pública. Cada uno de los ensayos constituye una máquina de indagación infalible que fuerza a la reconsideración de aspectos normalizados al punto de la mitificación en el imaginario social dominicano, a saber: la prevalencia de la cultura del autoritarismo y el machismo, la imagen falseada de la composición racial del dominicano, la xenofobia, la demonización de la diáspora.

Los planteamientos de Torres-Saillant se encaminan a la definición de un proyecto de utopía política orientado hacia la elaboración de nuevas coordenadas cívicas. Su crítica promueve el asumir la conciencia de la nacionalidad dominicana desde la dimensión aperturista de la ciudadanía, esto es, desde la esfera tangible de un sentido de comunidad afincado en nuevos valores sociales, y que no necesita de la geografía para su legitimación: "la diáspora se caracteriza por el interés en reconciliar el concepto abstracto de nacionalidad con el conjunto de principios que se concretizan en la ciudadanía". La cita es del texto que da título al volumen, el más extenso del conjunto, en el cual el crítico hilvana su ideario en torno a una "dominicanidad democrática" llamada a separar la experiencia del sujeto dominicano de los mitos culturales que ocultan la representación de esa experiencia.

A los veinte años de la publicación de El retorno de las yolas, la propuesta de Silvio Torres-Saillant en cuanto a la posibilidad de desarrollar una práctica intelectual que contribuya al desarrollo de una verdadera cultura democrática en República Dominicana no puede ser más urgente.