Atendiendo a una parte de la frase célebre de Martin Luther King Jr: “Una nación se sentencia a sí misma cuando sus gobernantes legalizan lo malo y prohíben lo bueno…”.
Y observamos las últimas acciones del Partido en el Gobierno, el PLD, notamos que no solo legalizan lo malo, sino que lo premian nombrando a descalificados miembros de su partido con los cargos de más trascendencia, como, por ejemplo:
- El nuevo presidente del PLD es uno de los acusados en el caso Odebrecht, mismo que admitió haber recibido aportes de Ángel Rondón y de Odebrecht para la campaña de Danilo Medina.
- Su actual candidato presidencial fue impuesto con el uso y el abuso de los recursos del Estado, según denuncias de unas de las bocinas más prominentes del propio gobierno y con un gran fraude en las primarias, según se ha evidenciado y, a ese mismo candidato se le han comprobado actos de corrupción administrativas, según programas de investigación, periodistas de renombre y según el propio candidato lo manifiesta en un video.
Sin dudas que es el gobierno más descarado de la historia dominicana, pues ante los infractores de la ley no hay acciones de sometimientos o condenas, pero mucho peor aún, ante los reclamos de todo un pueblo, con una Marcha Verde que en su momento reclamo con manifestaciones “el fin de la impunidad” en todo el territorio nacional; que también se manifestó a favor del respeto al orden constitucional frente al Congreso y si no fuera por la resistencia de un grupo de legisladores de la oposición y otros de otros buenos legisladores de su propio partido, hubiesen hecho la Reforma Constitucional.
Ahora, ante manifestaciones de amplios sectores de la nación, el gobierno se mantiene sordo y mudo frente a los temas trascendentales y, por el contrario, el presidente Danilo Medina hace un discurso de rendición de cuentas como burlándose de sus conciudadanos.
Sin dudas, en todo el mundo nos escandalizamos cuando fuimos testigos de los actos que se escenificaron en Bolivia, donde vandalizaron y saquearon la casa del Presidente Evo Morales y, aún más, nos sorprendimos cuando todo el pueblo chileno, harto de reclamar pacíficamente, se tiró a las calles a hacer actos de vandalismo, llegando al extremo de atentar contra sí mismo, destruyendo su patrimonio, como lo es el metro de Santiago de Chile. En contra página vemos a otros pueblos que fueron más pacientes, pasibles y, para ser claros, menos proactivos y quizás hasta cobardes, como los hermanos venezolanos, que hoy tienen instalado un régimen despótico propio de las dictaduras del siglo XX.
Los dominicanos hemos sabido ser pacientes, hemos reclamado con altura y civismo, en las noches con encendidos de velas y cacerolazos, en el día con marchas de los partidos de oposición y de sectores no partidistas, en especial la juventud y, en realidad, llegamos a parecer cobardes, sin embargo, este gobierno debe estar claro que no lo somos, que nuestra patria cuenta con una juventud que no está dispuesta a bajar los brazos ante tanta corrupción e impunidad.
No hay duda de que el gobierno ha sentido el repudio de la población, pues sus propios candidatos a regidores, a directores de distritos municipales, a alcaldes, a diputados y a senadores se dan cuenta, a través de las encuestas de trabajo que realizan, que sus candidaturas marcan menos mal que el propio partido o lo que es lo mismo, que el ser candidatos del PLD les resta a sus candidaturas. Basta con mencionar los cacerolazos con que los reciben en los barrios.