En julio de 1939 el dictador Rafael Trujiilo partió del puerto de Ciudad Trujillo, para un viaje que le llevaría a Miami, New York para luego partir hacia Europa. Durante su estancia en aquel continente inició la segunda guerra mundial por lo que regresó al país en octubre. Sin embargo en los documentos de las relaciones de Estados Unidos de América con la República Dominicana, aparece este reporte médico, fechado 9 de octubre y refiriéndose a una evaluación médica realizada el 2 de octubre. Fue examinado en la Clinica mayo, en Rochester, Minnesota por el doctor Howard

En el examen se describe a un hombre sano con un presión arterial de 108/84 mmHg, y el ritmo cardíaco de 75 pulsaciones por minuto. El dato significativo en ese primer párrafo es la presencia de una cicatriz suprapúbica, producto de una cistostomía para tratarle una estrechez  traumática de la uretra. Fue examinado por un urólogo con atención a la uretra inferior y además por el dato de la presencia de pus en el análisis de orina. Sin embargo el especialista, doctor Cook, no determinó que fuera necesario realizar exámenes adicionales. Los riñones funcionaban adecuadamente con una urea en 28 mgrs. El hemograma arrojó resultados de 16.7 gr. De hemoglobina, 4.7 millones de glóbulos rojos y 8,100 glóbulos blancos. Se le realizaron rayos X de diversas partes del organismo que no arrojaron ninguna situación anómala. No se encontraron datos de  paludismo o enfermedades venéreas en esos estudios. Solo encontraron en ese momento una infección en una muela que recomendaban fuera extraída.

Si fue positivo el análisis de la materia fecal que mostró una infección por endoameba  histolítica. Se recomendó un tratamiento con Triparsol de doce tabletas, una después de cada comida y repetir el tratamiento una segunda vez, luego de diez días de espera. Se le advirtió sobre la posible toxicidad del medicamento. Se le realizaron exámenes oftalmológicos y otorrinolaringológicos, que arrojaron un resultado sensiblemente normal, solo reportándose la presbicia acorde con la edad del paciente. Se le realizó de igual forma un electrocardiograma cuyos resultados fueron sensiblemente normales. El reporte concluía diciendo que gozaba de una buena salud para su edad, y que los datos a tomar en cuenta eran la presencia de amebas y el seguimiento de la lesión uretral.

En los tiempos de la dictadura era un tema vedado hablar de la salud de Trujillo, y mucho menos mencionar cualquier enfermedad. Ese mismo doctor Benzo, que fue secretario de Sanidad, fue despojado de todos sus nombramientos y enviado a la cárcel por sugerir que el Antrax que sufrió Trujillo unos meses más tarde, era mortal y que no se podría tratar. Para realizar esa cirugía fue llamado al doctor Darío Contreras, quien operó exitosamente al tirano.

Trujillo era muy cuidadoso con su salud y se hacía examinar por varios médicos por separado para ver si coincidían. Así visitaba varios oftalmólogos, como el doctor Juan Díaz o el doctor Fernando Noboa. Igualmente tras regresar al país el doctor Oscar Alvarez Curiel le visitó. También le gustaba ser evaluado por médicos extranjeros, de ahí la relación con los doctores Georges Marion o William Morgan. Igualmente se hizo examinar en diversas ocasiones por el cardiólogo Agha Emman Zade. Una de sus situaciones de salud que padeció por mucho tiempo fue la estrechez uretral que fue tratada por el doctor Marion y luego por el doctor Francisco Benzo, para más adelante ser paciente del doctor Abel Gonzalez Massenet.