En uno de esos comentarios en mi “muro” de FB se me ocurrió observar  al mediometraje y lo hice así: "A tiro limpio" el más nuevo vídeo-game de factura dominicana… Qué me dices de eso Huayna!

Y las respuestas de Huayna, autora de la música de 339 AMIN ABEL – MEMORIA DE UN CRIMEN, fueron:

Huayna Jimenez-Ronzino Breve: pura pirotecnia carente de contenido. Un master en After Effects, pero nada de trama.

Huayna Jimenez-Ronzino Creo que la tendencia de todos los que empezamos a entrenarnos en una disciplina artística propendemos a la exageración, al acumulo de ideas o de signos para representar una idea. Solo años de mucho entrenamiento, de estudiar sesudamente la obra de los grandes maestros de esas disciplinas que intentamos dominar, años de lectura multitemática para hacernos de una cultura general y, por supuesto, la madurez emocional que llega poco a poco con esos años nos ayudan a perfilar nuestros propios trabajos con estéticas que están realmente unidas a un pensamiento, a una cosmogonía, a una forma de entender y de comentar la vida… una filosofía que podamos llamar "mía". Es la visión de autor, que va más allá del mero dominio técnico de algunas herramientas expresivas.

Huayna Jimenez-Ronzino En el pasado había un verdadero culto por la enseñanza del arte que demandaba en todo aspirante el seguir un proceso como el que describo arriba. Primero, dominio de la técnica, pero únicamente a base de mucho estudio, de mucha práctica…. de mucho esfuerzo personal.

Huayna Jimenez-Ronzino Esa es la que muchos llaman la "vieja escuela", a veces con el debido respeto y otras veces con una sorna muy ignorante. Es la escuela que nos forma en el oficio, requiriéndonos además que también nos hagamos con la cultura necesaria para que tengamos algo para decirle al mundo. Algo que el público luego encuentre al menos lo suficientemente interesante como para detenerse a apreciarlo.

Huayna Jimenez-Ronzino Solo para poner un caso, yo quería alternar otra perspectiva del mundo musical y sonoro, así que cumpliendo un sueño que tengo desde hace tiempo, me he embarcado en la ebanistería y la carpintería. Y esta nueva experiencia continuamente me recuerda lo que he ido aprendiendo desde mis estudios musicales: la necesidad de hacer mano. Mucha mano! El esfuerzo no lo despinta nadie.

Huayna Jimenez-Ronzino La otra cosa es que la técnica se va desarrollando poco a poco, gracias en gran medida a esos artistas visionarios y exploradores que no se contentan solo con usufructuar de la tecnología que tienen a su alcance, sino que buscan siempre caminos nuevos por donde enrumbar su arte.

Otros artistas se contentan con explotar al máximo lo que ya hay a la mano en su tiempo.

En todo caso, el arte verdadero NUNCA es un esclavo de la técnica, sino que utiliza la técnica para comunicar ideas, percepciones, sensaciones, etc. Es decir, el verdadero artista usa los medios técnicos para transmitir algo… No al revés.

Huayna Jimenez-Ronzino Y como le decía anoche, cuando ví el corto del chico Guerra, pues me pareció un ejemplo de un "cine" que se deja por completo dominar por la tecnología, al punto de renunciar al requisito esencial de todo cine, que no es otro que contar una historia… Contar un cuento, como decía Gabriel García Márquez.

Huayna Jimenez-Ronzino También le mencionaba sobre la película más famosa de José A. Nieves Conde, "Surcos", que retransmitió en su programa Cayetana Guillén Cuervo hace dos días, por TVE. Del 1951 es esta película. A mí siempre me ha fascinado el cine de los 30, 40 y 50s. Y viendo esa película comprobé una vez más que el centro de esa fascinación reside en una historia bien contada que atrapa al espectador. Independientemente de qué tan buena o mala sea a nuestros ojos una película de esa época, al menos todas las cintas buenas y malas que yo he visto y que son de esos años, al menos contaban un cuento de manera tal que el espectador siempre quería ver el final.

Huayna Jimenez-Ronzino Y al final es, como todo, cuestión no solo de arte, sino de política. Hoy día hay muchísimo más tecnología. Y también está muchísimo más democratizada su distribución a nivel de países, de clases. Yo las llamo tecnologías de empoderamiento democrático por eso, pues han permitido a muchas sociedades poco desarrolladas comenzar a sortear el "technological gap", ese abismo que las separa de las grandes potencias político-económicas y militares. Una visión más microscópica de esa revolución que en realidad no es algo nuevo, sino la continuidad de la propia Revolución Industrial, nos permite ver a chicos de favelas en todo el mundo, usando sus celulares y computadoras portátiles para hacer arte que hasta hace unos años solo estaba permitido a personas de estratos sociales privilegiados.

Huayna Jimenez-Ronzino Sin embargo, aunque la percepción es de un flujo mucho mayor de tecnología digital hacia sectores de escasos recursos, ésta siempre llega con algo de rezago, generalmente en el vehículo de la piratería, etc. Ese es un detalle. El otro es la increíble necesidad de CONTAR, de autoreconocerse, de construir sus propias épicas, que tienen esos sectores. Así como aprendieron a usar la imprenta, ahora usan los multimedios y el audiovisual para construir sus propias narrativas.

El cine de mayor actualidad, el cine que cuenta las historias más desgarradoras, más insoslayables, viene en gran parte de esa aparente escasez de facilidades tecnológicas que por otro lado le da una inyección de vitaminas a la creatividad innegable de muchos realizadores jóvenes que provienen de esos sectores.

Es ese el mentís, la bofetada sin mano más grande que se le puede dar al "cine" de un muchacho cuyo único talento parece ser la fortuna de tener un papito famoso y millonario. A él y a otros como él yo les diría que si quieren hacer un cine que trascienda, que dejen de un lado al Adobe AE, al Motion, y a las cuchumil virguerías de Autodesk, y que usen sus costosísimas cámaras de última generación, para contar, sino algo interesante, por lo menos contar "algo"…