La noticia de la liberación por un cáncer intratable del disidente chino Liu Xiaobo, único chino ganador del Premio Nobel de la Paz y que no pudo recibirlo por la negación del régimen para permitirle viajar o autorizar su recibimiento, quedando su silla vacía como testimonio de la “urticaria” del régimen chino que le producen los intelectuales disidentes. Resaltó cuando en la ocupación de Tieng An Mein, como profesor de Literatura China, intercede para que los militares permitieran el retiro de los estudiantes. Tuvo sus primeros roces con la represión para lograr su culminación cuando redacta la Carta 08, inspirado por la Carta 77, de Vaclav Havel, de la Primavera de Praga, reclamando democracia y derechos humanos en la sociedad china.

Por esta carta, le valió la condena a 11 años de cárcel y, sin preaviso, le liberan hace unos días, para al poco tempo leer su fallecimiento, “sin pena ni gloria” luego de entorpecerse su salida al extranjero para tratarse su dolencia por diligencias de la Embajada de Alemania en Beijing.  La noticia de su muerte y su reacción la encontramos en el artículo de Xavier FontDeGloria disponible en el siguiente enlace: https://verne.elpais.com/verne/2017/07/14/articulo/1500045246_785289.html

La persecución y la búsqueda del anonimato de Liu Xiaobo se refleja en el párrafo inicial de FontDeGloria: “Aunque no haya estadísticas al respecto, quizá uno de los países donde menos se conoce la  historia de Liu Xiaobo, fallecido este jueves 13 de Julio tras un diagnóstico tardío de cáncer de hígado, es China. Para la inmensa mayoría de los más de 1.300 millones de habitantes, el Nobel de la Paz del año 2010 era un desconocido. Esta circunstancia hay que atribuírsela al sofisticado aparato de censura en el país, capaz de controlar los medios de comunicación y también las redes sociales con una efectividad que asusta. Los que han querido homenajearlo públicamente han tenido que echar mano del ingenio para hacerlo, y no siempre lo han logrado.” Ese ingenio es el uso de las redes sociales, pero los censores logran eliminarlos antes de que llegan al otro contertulio.

Parece ser una coincidencia que en el noreste de China se produjo una tormenta eléctrica luego de conocerse la muerte de Lui Xiaobo, provocando algunas entradas poéticas para evadir la censura de la ciberpolicía china. Algunas líneas son las siguientes: "Los cielos también se conmueven",  "Está lloviendo fuera. ¿Será de tristeza?" o, simplemente de realismo poético: "Está bien, en el paraíso no hay Partido Comunista".

Para homenajear a Liu Xiaobo, una foto junto a su esposa, la poetisa Liu Xia y una estilización de la pareja. Si nos queda la imagen de la silla vacía en Oslo, podemos recordarlo en estas imágenes de un disidente que no quiso exiliarse, porque se haría inefectivo su disidencia y persistió en casa, aunque fuese al precio de su salud.