No pocos creyentes argumentan, para rechazar al colectivo LGBTI, con al cuento infantil de las dos míticas ciudades destruidas por Dios presuntamente porque eran homosexuales. El relato aparece en primer libro de la Biblia, Génesis 19. Evidentemente muchos de los que recurren a este endeble argumento no saben siquiera donde aparece el relato, pues no conocen el texto y sólo repiten el cuento que le han contado.
De ahí viene el termino “sodomía” que algunos usan para referirse a la relación homoafectiva. Pero el asunto no es tan sencillo. Si leemos detenidamente el relato donde aparecen Sodoma y Gomorra, de inmediato nos damos cuenta que se trata de un intento de violación contra dos huéspedes. Todos los hombres de Sodoma, desde el más joven hasta el más viejo, quieren entrar a la fuerza y violar sexualmente a dos ángeles con apariencia humana. ¿No les parece absurdo una ciudad donde todos son homosexuales y quieran estar con dos hombres? Y por otro lado, ¿la oferta que hace Lot a la muchedumbre no les resulta escandalosa? ¿No se podría utilizar la Biblia para justificar la violación a las mujeres? “Mirad, aquí tengo dos hijas que aún no han conocido varón. Os las sacaré y haced con ellas como bien os parezca…” Gn 19, 8. (Algo parecido y aún más escandaloso y terrible, aparece en el libro de los Jueces 19, 24-29 con el relato que se conoce como la concubina del levita). Este Lot es un mal padre, tan malo y perverso como la imagen del Dios de muchos que aparece haciendo llover fuego y azufre.
Emplear los textos de la Biblia para condenar y manipular las mentes débiles, para amenazar con el fuego del infierno y rechazar a cualquier persona por su preferencia sexual o creencia, es una aberración y una irresponsabilidad venga de quien venga
En Caín, el último libro de José Saramago, el autor se pregunta por ese dios diabólico que es capaz de destruir ciudades sin el menor de los escrúpulos, matando indiscriminadamente a niños y a mujeres inocentes junto con los hombres perversos. ¿Qué diabólico personaje es ese que no razona, cruel y despiadado que hace pagar a justos por pecadores? Tal vez sea el dios de los homófobos, pero definitivamente no es el Dios de Jesús que manda a tratar al otro de la manera en que quieres ser tratado.
¿Por qué Dios no sigue destruyendo ciudades? ¿Será que el ser humano es menos pecador que antes? ¿Hoy hay menos homosexuales que en tiempos de Lot? Mi respuesta es que Dios no destruye ciudades ni asesina a niños y mujeres y tampoco a gais.
Nada más abominable que la injusticia y la corrupción y hasta el momento no hemos tenido noticia de que Dios haya hecho llover azufre sobre el Congreso de la República.
En mis estudios de teología y de exégesis bíblica he aprendido que el pecado de aquellas personas no radica en la homosexualidad (pues desde que Dios es Dios la homosexualidad siempre ha existido en todas las culturas) sino en la falta de hospitalidad hacia el prójimo, hacia el extranjero, hacia el otro que es diferente en sus prácticas, en su aspecto, en su forma de pensar o de vestir.
Tal vez un servidor sea una de las pocas personas que se han leído la Biblia completa, sistemáticamente desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Y dicha lectura siempre acompañada con otros libros de exégesis bíblica, usando la razón y el entendimiento, como lo pide la Iglesia en el documento Dei Verbum: “…para descubrir la intención de los hagiógrafos, entre otras cosas hay que atender a "los géneros literarios". Conviene, además, que el intérprete investigue el sentido que intentó expresar y expresó el hagiógrafo en cada circunstancia según la condición de su tiempo y de su cultura, según los géneros literarios usados en su época. Pues para entender rectamente lo que el autor sagrado quiso afirmar en sus escritos, hay que atender cuidadosamente tanto a las formas nativas usadas de pensar, de hablar o de narrar vigentes en los tiempos del autor, como a las que en aquella época solían usarse en el trato mutuo de los hombres”.
Hablo y escribo desde lo que conozco y he estudiado, no lo hago desde mi condición de presbítero, pues algunossacerdotes y religiosos hablan desde la autoridad que les confiere la sotana, el dogna y la tradición, pero no desde la razón y el estudio juicioso de la teología y la Sagrada Escritura.
Emplear los textos de la Biblia para condenar y manipular las mentes débiles, para amenazar con el fuego del infierno y rechazar a cualquier persona por su preferencia sexual o creencia, es una aberración y una irresponsabilidad venga de quien venga.
Si algo tiene de valor la Biblia, es el mensaje de amor y reconcilición, de perdón y aceptación del prójimo, de justicia y bondad que aparece en el Nuevo Testamento en la persona de Jesús de Nazart. Más allá no tiene ningun sentido ni la Biblia ni la religión.