Un reportaje de Altagracia Ortiz del periódico HOY indica que miles de médicos dominicanos “falsificaron y plagiaron miles de investigaciones para lograr subespecialidades”, elevando fraudulentamente el puntaje de su evaluación.
“Se trata de cinco mil artículos publicados en revistas inexistentes, plagiados y editados; y de conferencias que pertenecen a otros médicos y que envuelve millones de pesos. Sólo 60 trabajos de los 5,000 presentados son verdaderos, el 98.8% son falsos, publicados en revistas que no existen”. ¡Cuánto descaro!
No se trata de hechos aislados, sino de una red mafiosa que ofrece servicios: desde artículos seudocientíficos, copiados del Internet, hasta su supuesta publicación. Un negocio millonario que, según el Dr. Monegro, incluso ha puesto a ganar a gente que no concursó.
En una ocasión asistí a un reconocimiento de un médico amigo y quedé sorprendido cuando presentaron su hoja de vida. Para mi desconcierto, su lectura se tomó 45 minutos: 35 artículos en el periódico La Nación, 25 conferencias científicas y participación en 28 seminarios y talleres, todos descritos con sus títulos, lugares y fechas.
En esencia, estamos frente a otra expresión de corrupción e impunidad. Pero, en este caso, con la particularidad de que los protagonistas son profesionales universitarios, sobre los cuales la sociedad ha depositado su confianza para mantener y recuperar su salud. Y pensar que posiblemente estos pseudos especialistas son de los que cobran mayores copagos.
Siendo Gerente General del CNSS, tuve que lidiar con serias diferencias y acusaciones entre médicos y el director del IDSS, por irregularidades en los concursos para integrar las comisiones médicas regionales, creadas para determinar el grado de discapacidad de los afiliados a la seguridad social.
Identificar y sancionar a los culpables para restablecer la credibilidad general
Confieso que, a pesar de mis 35 años en el sector salud, nunca supe, ni sospeché, que tantos médicos pudieran degradarse tanto. Este fraude debería alertar a las universidades porque evidencia debilidades que se traducen en la graduación de gente sin una adecuada formación, sin creatividad y sin ética.
No deja de sorprender el silencio del Ministerio de Salud y del gremio médico. El CMD creó una comisión, prometiendo sanciones. Pero todos conocemos cuales han sido los resultados de decenas de comisiones, especialmente cuando son integradas por los propios médicos, o por los propios policías.
Esperamos que esta vez los resultados sean diferentes porque, según juristas se trata de un “plagio”, de una “falsedad de escritura”, de una “acción criminal” y “de un fraude”. De acuerdo con el Dr. Miguel Montalvo, director de bioética de salud, “el plagio es sinónimo de fraude, hurto, y de robo, aunque se trate de información científica”.
Además, de millones de pacientes, es a la gran mayoría de los médicos honrados y éticos a quienes más le conviene el esclarecimiento de este escándalo, incluyendo una sanción ejemplar a los responsables ya que, mientras tanto, esta inconducta afecta la credibilidad de todos los profesionales de la salud.
Luego de este escándalo mayúsculo, cualquier ciudadano puede tener dudas legítimas sobre la idoneidad de su médico, especialmente de aquellos que ya ni se molestan en disimular sus prácticas mercantiles y deshumanizantes. Se trata de un crimen contra toda la sociedad, por lo que no debe ser investigado por sus propios cómplices.