Las campañas de transparencia del Estado generalmente suelen enfocarse en la Administración del Estado, el Gobierno y el Poder Judicial, dejando casi siempre de lado al Poder Legislativo. Esto a pesar de que los legisladores manejan cuantiosos fondos públicos (el barrilito, por ejemplo) y cuyo destino en pocos casos sabemos.

Para comenzar a reforzar la institucionalidad democrática en el país, es vital que el principal poder del Estado (desde mi opinión) sea más transparente y dé cumplimiento a las reglas que se dicta. En el caso particular del Congreso Nacional, la transparencia no es solo respecto al uso y destino de los fondos por parte de los legisladores y la administración del Congreso Nacional, sino que también implica que la ciudadanía pueda ver  cada actuación de sus representantes y estar al tanto de todas las discusiones que se dan en el Congreso.

La semana pasada la Cámara de Diputados, aprovechando el período de España boba, propia de la transición en años electorales y también por la época del año (mitad de verano, vacaciones escolares, comercio y medios de comunicación distraen la atención de la gente hacia temas propiamente vacacionales) aprobó el Código Penal de urgencia y sin el mismo haber sido contemplado en el orden del día.

Esto no estaba en agenda y debido a que la legislatura ya estaba por agotarse, no se preveía su discusión en lo que restaba. Pero esto pasa seguido y en cualquier momento de las legislaturas. Saber qué se está discutiendo en el Congreso es una epopeya y enterarse de las posiciones de los legisladores respecto a los temas interés, todavía más difícil. Y con ello no quiero decir las informaciones no estén registradas ni que no se pueda acceder a ellas, simplemente su acceso es limitado.

La ciudadanía tiene que conocer a sus representantes, ver sus posturas y saber el trabajo que cada uno hace. Y para ello es necesario poner las herramientas a su disposición, esto es, que cualquiera pueda acceder con facilidad desde la red a través de un móvil o una computadora, a los diferentes proyectos de ley que cursan el Congreso, sus fases de discusión, los informes de las comisiones, etc.

Me gusta mucho tomar como ejemplo la Asamblea Nacional de Ecuador, cuyo portal en la web permite conocer todo el proceso de formación de las leyes: sus discusiones, los proyectos sometidos, los informes de las comisiones, las lecturas y finalmente cuando son aprobados y promulgados (ver: http://leyes.asambleanacional.gob.ec/).

Además la ciudadanía debe seguir a sus representantes y esto también pudiera hacerse vía digital. Sus perfiles, sus propuestas y sus intervenciones. No se debe esperar a que anualmente hagan una rendición de cuentas (los que la hacen) para saber eso, sino que en el día a día la ciudadanía pueda verlos en acción.

El Congreso debería transmitir en vivo sus sesiones a través de los diversos canales que sean propiedad del Estado, de forma que la ciudadanía podrá ver las intervenciones y seguir aquellos proyectos que le sean de interés.

Necesitamos que el próximo Congreso sea más transparente y que cumpla su rol institucional de poder del Estado. El Congreso tiene que abrirse a la gente y esto será la tarea de los presidentes de ambas cámaras. Mientras tanto la ciudadanía tiene que cumplir su rol de fiscalizar la labor de sus representantes y prestarle todavía más atención a sus legisladores pues tienen tanta incidencia como el Gobierno de la República.