El 5 de julio los dominicanos (as), tenemos un compromiso con la historia; o formamos parte de ella o terminamos ignorados por ella. Están en juego muchos elementos del pasado, del presente y del futuro de nuestro país. De nosotros dependerá el sitial que ocuparemos en el proceso. La historia no te llama, te invita a participar o tú decides ser parte de ella.
Podría decirse que es un absurdo porque todos somos historia, pero no todos hacemos historia. En estas relaciones dicotómicas, podremos ser sujeto de ella u objeto de ella, protagonistas o contempladores, entes de futuro, o retrospección del pasado, constructores de porvenir o indiferentes del devenir social, compromisarios de la esperanza o reproductores del continuismo que anquilosa la sociedad, que la envilece, que la detiene en el tiempo, que no le permite salir del siglo XIX, del atraso político y social, del caudillismo perverso y malsano o de fortalecer de una vez y por todas, las instituciones, no a los hombres.
Hay quienes afirman que todo seguirá igual, les digo a esos que la dialéctica del filósofo alemán Hegel continuada por el otro pensador alemán, Carlos Marx, nos enseñó que las contracciones son esencia y razón de ser de la historia, que todo cambia, y que podríamos ser motores o retranca del cambio según las ideas que defendamos con todo derecho, pero no olvidemos que las ideas son corpus teóricos, no son pareceres individuales, su epistemologías sociales, dependiendo lo que abracemos, serán nuestras posturas, defensas y visiones de las cosas.
El presente nos convoca a iniciar el cambio del estado de cosas que proyecta una sociedad enferma en los valores éticos, morales, sociales y patrios
La dialéctica dice que dos cosas no son iguales, pues negarían su principio filosófico, de que los matices, modalidades, tonalidades y particularidades de ellos, los diferencian. Una colección de mariposas presenta múltiples de ellas, la clasificación se establece por las diferencias que tienen. En el corpus social, los hechos proceden igualmente con una semejanza, pero con matices diferenciadores, dos hechos históricos o sociales no son iguales, aunque se parezcan, su desarrollo presentará las diferencias entre ellas: materialismo dialéctico y materialismo histórico, así explican estos ejemplos anteriores.
Por eso tenemos el reto el 5 de julio, de entregar a las nuevas generaciones una propuesta de sociedad de derecho, con instituciones robustas, que piense el bien común, no en el individual, y que proteja nuestro medioambiente, nicho donde habrán de reproducirse nuestros hijos y nietos a quienes debemos entregar la antorcha con una sociedad recuperada de su malestar y debilidades, con una profilaxis social que genera esperanzas en el porvenir, no un paraíso, sino una sociedad de seres hermanos, buenos y malos, pero enderezados y regulados por las instituciones que han de representarnos a todos (as) y una justicia de iguales ante ella .
Mencioné pasado presente y futuro, porque el reto del compromiso con la historia, este 5 de julio es de derribar las barreras que desde el pasado nos impiden avanzar como sociedad, atrevernos a dar el salto y erradicar de una vez y por todas, el mesianismo y providencialismo de nuestra visión de la política, extirpar el cáncer social del reeleccionismo, el continuismo y el caudillismo, enterrar el clientelismo y la dádiva, el sobre presidencialismo y la prepotencia de los políticos, la corrupción que acompaña a la República desde su fundación.
El presente nos convoca a iniciar el cambio del estado de cosas que proyecta una sociedad enferma en los valores éticos, morales, sociales y patrios; una sociedad sin justicia social, condicionado su accionar por la impunidad, el desorden institucional, la centralización antidemocrática de los poderes del estado, un cuerpo legislativo dócil, una justicia carente de independencia y políticos y partidos comerciantes que solo piensan en sus beneficios y ventajas personales o de grupo, contrario al padre de la patria que lo entregó todo por la nación, estos cogen todo de la nación para ellos, opuesto a lo hecho por el patricio.
El futuro, lo vemos como un compromiso generacional, que es una responsabilidad del presente, para construir una mejor nación, más equitativa, más incluyente, más democrática, más institucional más decente en su práctica pública, más responsable con la generación de relevo, que podamos pensar más en ellos que, en nosotros, que es igual decir, pensar en la nación, no en el individuo.
Por eso lo del compromiso histórico. Las personas individuales creen que no son parte de la historia y por eso una metodología nueva en la ciencia de la historia lo recupera del olvido y sostiene que lo cotidiano, lo personal, lo íntimo, lo local, lo que hacemos día a día, cada uno de nosotros es parte del tejido social y de la historia y que cuando esos intereses se aglutinan desde lo individual hacia lo colectivo, como dice la sociología, se produce el cambio en el individuo de sujeto individual a sujeto social, y entonces somos constructores de la historia y podemos ser protagonistas de los hechos históricos y la historia enjuiciará de qué lado te colocas, cuáles causas e intereses defendimos, porque nosotros pasamos, pero la historia luego termina escribiéndose y el juicio histórico dándonos un lugar en los hechos sucedidos, de ahí, la responsabilidad de actuar del lado de las mejores causas.
Es oportuno reflexionar que la historia en esta parte del juicio se pondera tomando en cuenta del lado que tu terminas en la historia, por eso, es importante saber el paso que damos y del lado de qué o quienes nos colocamos, pues de ese último lado, te enjuicia la historia. Hemos tenido ejemplos evidentes como el de Francisco Alberto Caamaño Deñó que comenzó mal como jefe de los Cascos Blancos, aparato de control de la sociedad civil en la transición democrática iniciada a partir de la desaparición del tirano Rafael Trujillo, pero supo escoger, cuando la historia se lo permitió, terminar del lado de las mejores causas, que son los líderes que los pueblos recuerdan con agrado, orgullo y respeto.
Este 5 de julio tienes la oportunidad de escoger el camino que creas mejor reconstruye, limpia y reorienta la nación hacia un lado u otro del péndulo, y tu serás protagonista con tu participación ciudadana, de lo que allí ocurra, y ojalá sea para sanar al enfermo: la sociedad dominicana.