La semana pasada las redes sociales se hicieron eco, por medio de un vídeo viral, de el enfrentamiento de un ciudadano y un agente de la Autoridad Metropolitana de Transporte. Empujones, insultos, manoteos es lo que se lograr observar en dicha filmación.

Por un lado está el ciudadano. Éste muestra una conducta agresiva y prepotente. Una acción que pudo evitar y él mismo debió tratar de controlarse, más sabiendo que, como dijo, es sobrino de un alto funcionario del gobierno e hijo de una ex funcionaria y una personalidad de su ciudad. Bien pudo entregar los documentos, recibir su multa, luego realizar una llamada – sobre todo en este país y en el gobierno actual, que todo se resuelve con una negociación, así hicieron esa misma semana con relación al destino de la nación –  y todo habría quedado resuelto.

Un manejo torpe por parte del caballero que minutos después se encontraba en la boca de todo mundo y le sacaron todos los privilegios que goza, entre sueldos y posiciones que sólo así, por este episodio, se pudo saber y muestra lo mal que anda el gobierno.

Del otro lado se encuentra el agente que pertenece a AMET. A éste, que ahora resulta la víctima, pero yo lo veo desde otra perspectiva. Con lo que expondré a continuación no busco justificar la conducta del supuesto agresor, porque como dije antes, fue torpe la reacción del individuo. Además no conozco a ninguno de los involucrados ni tampoco estuve presente, sólo me llevo de lo visto por lo que se difundió.

Me pregunto: ¿Qué le habrá dicho el agente al hombre para que reaccionara de esa manera? ¿ Por qué el agente en vez de tomar su teléfono y filmar, primero  no tomó la radio en informó y pidió apoyo? ¿Qué pensaba y/o esperaba un segundo agente que aparece en el vídeo? ¿Por qué con esa persona el trato no fue como a otras? El día después del incidente, subieron otro vídeo en otra ciudad, en donde dos agentes de la Policía Nacional, a solicitud de los agentes de AMET, esposaban a dos ciudadanos. ¿Por qué hacer un espectáculo en las redes sociales y presentar una querella, para luego retirarla?

Así como al sobrino del ministro deben quitarle todos los privilegios, sueldos y posiciones, a este agente hay que despedirlo por incompetente. Él no supo manejar y mucho menos controlar la situación.

Lamentablemente en nuestro país las cosas están al revés. Son muchas las quejas que existen del comportamiento de los agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte. En su mayoría son prepotentes, mal hablados, agresivos y aparecen los sinceros que te dicen que el sueldo no les da y les exigen una cantidad de multas, convirtiendo a la AMET, más que una institución reguladora y controladora del tránsito, en una recaudadora de dinero.