Me han llamado algunos periodistas y me han abordado otros para que les hable sobre la quiebra del Banco Peravia. No conozco los detalles de esa quiebra más allá de lo que publican los medios, ni he tratado de profundizar mucho en ello por tratarse para mí de un caso aislado y de una institución financiera que no hace mella. Por eso evito dar declaraciones que podrían ser imprudentes en una fase investigativa.

Lo importante es frenar a tiempo el efecto sistémico de cualquier crisis bancaria por más pequeña que sea y creo que las autoridades tienen eso bajo control. La banca dominicana es fuerte y solida y no hay de qué preocuparse, pero al público hay que darle información clara sobre esa realidad ya que siempre hay personas que les gusta pescar en rio revuelto. Gente que aprovecha cualquier coyuntura desfavorable para expandir rumores maliciosos.

Sin embargo, este es un caso que muestra hasta donde es importante mantener una supervisión estricta del sistema bancario. No descuidarse jamás y ante cualquier mala señal, actuar con rapidez.

Por ejemplo, el Superintendente de Seguros, Señor Euclides Gutiérrez Félix, hizo lo correcto  cuando a principios de agosto intervino la Unión de Seguros del Banco Peravia por el  déficit encontrado en la inversión de reservas y reclamaciones que no se estaban pagando por problemas de liquidez.

La SIB lo hizo cuatro meses después con el Banco Peravia, tiempo en que pudo haberse deteriorado aun más la cartera. Todo parece indicar que este banco entró en crisis desde hace muchos años y el propio Euclides Gutiérrez lo deja entrever cuando señala que desde mayo del 2013 en la Unión de Seguros ya se visualizaban problemas con los índices de liquidez y déficit de reservas, lo que evidentemente contaminaban al propio banco.

Lo importante, y lo repito, es que se trata de un banco pequeño con unos 5 mil depositantes, donde la mayoría recuperará su dinero. Pero el problema no termina ahí.

Ejemplos, son ejemplos. Como la SIB ha comprobado en sus investigaciones, se cometieron graves delitos en la administración de ese banco, llevándolo a la quiebra, por lo que hay que gestionar por las vías legales correspondientes, la extradición de sus dueños, que según informaciones de prensa, podrían tener antecedentes de lavado en tiempos pasados.

Además, hay que preparar un legado de pruebas que permita someterlos a la justicia e intervenirle sus cuentas en cualquier lugar del mundo. Lo mismo se aplica para otros ejecutivos que están en el país y que podrían haber participado en los fraudes cometidos con el dinero de los depositantes.

Otra recomendación sana a las autoridades monetarias es que la proliferación de nuevos bancos, muchos de ellos pequeños y de capital extranjero o mixto, es positiva para la economía y el sistema financiero, pero implica una observancia mucho más estricta por los riesgos que implica.

La competencia por captar recursos de los depositantes o prestarle a potenciales clientes, puede llevar a algunos de esos nuevos bancos a ofrecer condiciones de tasas demasiado benevolentes, cuyas consecuencias conocemos si no hay una buena administración de cartera y una fuerte liquidez.

En general, el caso del Banco Peravia, es un buen ejemplo de la importancia de mantener una SIB fuerte y activa y no descuidarse jamás en su labor supervisora. .

Tenemos un sistema financiero que está entre los más sólidos y mejor posicionados en América Latina. Protejámoslo de los maleantes que buscan empañar esa imagen.