Siempre se ha dicho que nunca se debe expresar públicamente lo conversado con el presidente de la República, todo porque las cosas de Estado deben mantenerse en los niveles de discreción necesarios, mas no creo que sea una indiscreción inapropiada llevarle al pueblo mi opinión sobre lo que creo son el pensamiento y las acciones que está llevando el primer mandatario de la nación.
Confirmé con su fiel y dedicada asistente Mercedita, lo que ya es de dominio público, la dedicación total en tiempo del jefe de Gobierno a las delicadas responsabilidades puesta a su cargo; es impresionante la cantidad de horas de trabajo diaria que invierte como costumbre de Luis Abinader para tratar de resolver todos los agobiantes problemas de un país que, como el nuestro, demanda de especial atención. Estoy absolutamente seguro que no existe funcionario alguno que labore con más ahínco que él, haciendo de su empeño de gestión pública no solo un compromiso sino una obsesión por quedarle bien a los ciudadanos que confiaron en él, convirtiéndole en el nuevo inquilino de la mansión de Gascue.
Es inimaginable el dominio de información que tiene el presidente Abinader sobre todos los temas del país, esto ya me lo había externado con su nobleza característica el expresidente Leonel Fernández, de que el actual presidente estaba al tanto de toda la problemática nacional, y que tenía una particular visión para la solución de los mismos. De eso salí más que convencido de la reunión; él está enterado como nadie, y tomando decisiones para enfrentar a la mayor brevedad posible los graves problemas que nos acogotan, esperando que los resultados reales en poco tiempo estén a la vista de todos.
Si una cuarta parte de sus funcionarios tuviesen la pasión y el compromiso de nación que tiene el presidente, las cosas estuvieran muchísimo mejor, pero ese irrefrenable deseo de cambiar las taras y muchas de la cosas para ponerlas a funcionar correctamente, y a la vez dejar una impronta de honestidad en el manejo de los dineros públicos, son los ejes principales de su muy particular accionar gubernamental- Es cierto y lo observó en su sueño de hacer de este otro país, claro está, tal vez quien esto escribe con más criterio pragmático le insistía que su apuesta por el Cambio es loable y necesaria, pero que tiene que estar en sintonía con la idiosincrasia del pueblo, que no cambia con la misma rapidez con se quiere, porque en algunos aspectos muy autóctonos de nuestra particular forma de ser como pueblo se tardarían varios años transformar el comportamiento vivaracho y oportunista del dominicano.
Estoy absolutamente seguro de que el presidente Abinader necesitará de inmediato recursos para hacer frente a las obras que la ciudadanía le demanda. Ahora él está consciente de que esta vez la carga no puede ser solo de los humildes, por lo que no creo que exista verdadera intención de gravar a la clase media y baja con más impuestos que le sean insostenibles. No obstante, le hicimos saber nuestro parecer, y es que el pueblo no aguanta más impuestos sobre todo porque después de la pandemia de la COVID-19 las economías familiares quedaron maltrechas y la gente muy endeudada.
Creo, siendo sincero, que algún nivel de reajuste deberá el gobierno de hacer, pero esta vez que los paguen los que tienen, para así garantizar tener los recursos necesarios a mano, a los fines de realizar las obras prometidas, y que le son obligatorias, para él presentar frente al electorado, como obras de infraestructura construidas dentro de su gestión gubernativa.
El presidente, con su natural indulgencia, cree que la buena valoración ciudadana es para todo el funcionarato público que le acompaña, cosa para mi incierta y así se lo hicimos saber. El pueblo lo valora bien es a él, al presidente, y algunos funcionarios resolutos que están realizando una eficiente labor, pero para mí como para la mayoría de los dominicanos el mejor activo del Gobierno del Cambio es el propio presidente de la República. Al ciudadano mandatario la gente lo percibe preocupado, trabajador y con todas la mejores buenas intenciones, en favor y beneficio de la población.
Como la política no puede estar de lado en ninguna conversación de los que nos apasiona el tema, le reiteré que en la clase política están los mejores hombres del país, los más comprometidos socialmente y, sobre todo, los que mañana, por el natural cansancio electoral que quizás él tenga que salir del poder, serán los únicos que le defenderán, porque a la experiencia demostrada me remito. Todos los demás actores juegan de manera oportunista a servirle a los amos de turno y que éstos, como ni quieren ni guardan rencor, solo defienden sus particulares intereses.
Todo el que me conoce sabe que soy y seré siempre irreverente al poder, y digo las cosas como son y no las adorno, por eso le ratifiqué al presidente Abinader mi posición, que la he expresado en varios de mis artículos, y a modo de experiencia, con respeto, le indiqué:
- Sin obras tangibles de infraestructura para el pueblo no hay una buena gestión;
- Sin partido no hay base de apoyo real para su gobierno, esos son los que se quedan, cuando la ciudadanía pendular electoralmente se le aleje;
- Que los políticos son los que en verdad saben operar, y son los que entienden a la gente, porque están acostumbrados a lidiar con los requerimientos diarios del pueblo;
- Que los cambios toman tiempo y que si chocan con la idiosincrasia popular será una posible pérdida de tiempo por más loable que sean las intenciones; y
- Que una dosis de pragmatismo es fundamental para mantenerse en el poder el tiempo necesario, para que se vean los resultados de sus obras. Esa fue la grandeza estratégica del PLD: el que no es pragmático desde el gobierno tiene la fecha de su salida asegurada, los contrastes de los gobiernos perredeístas con los del Dr. Balaguer y los morados así lo demuestran. 13 años cumplidos de gestiones del PRD ahora PRM, frente a los 42 años que totalizan la suma de los gobiernos reformistas y peledeístas.
Mientras, al presidente Abinader le está tocando ser el manager del equipo, el pitcher, el cátcher, pero sobre todo el bateador designado, para buscar el hit del triunfo de todo el equipo.
Creo que él necesitará renovar rápidamente el equipo de funcionarios que le acompañan, si él desea obtener mejores resultados, porque necesitará en su gobierno más Yayo Sanz Lovaton, David Collado, Samuel Pereyra, Tony Peña, Nelson Arroyo, José Ignacia Paliza, Margarito de León, entre otros, que lo están haciendo muy bien al frente de las responsabilidades que tienen a su cargo.
Si por conocimiento cabal de la realidad del aparato estatal, si por buenas intenciones, si por su dedicación patriótica y si por voluntad fuera, no me cabe la menor duda que el presidente hará una excelente gestión, solo le faltaría para lograrlo: colaboradores eficientes, un partido que respalde militantemente su gestión, un poco de la agudeza de los que le antecedieron, un obligado pragmatismo, pero, sobre todo suerte que aunque no lo parezca es fundamental para que guíe la estrella de los iluminados o escogidos a dirigir los destinos de sus pueblos. Esas dosis de suerte, destino o providencia son muy necesarias para lograr terminar bien, porque está más que demostrado que igual que los grandes fenómenos sociales estás tienen igual categoría histórica.