La pandemia del COVID-19 ha infundido un temor colectivo que ante la incertidumbre afecta la razón; convirtiéndose en caldo de cultivo para implementar una política del miedo que de manera sigilosa pudiese insertarse en el subconsciente nacional.
Dice Al Gore que “el enemigo más poderoso de la razón es el miedo”. Y nos preguntamos, ¿Cómo es posible que existan personas que quieran imponer la política del miedo usando de base la crisis sanitaria que de por sí ha creado una crisis económica que podría derivar en crisis sociales y políticas? Irremediablemente debemos evitar que la irracionalidad de unos pocos termine asaltando la razón colectiva.
Un aspecto sintomático, es que en más de un mes sólo se han implementado poco más de 15 mil pruebas PCR para detectar el coronavirus. En tal sentido, se hace urgente y estratégico determinar en el menor tiempo los infectados para así darle el tratamiento correspondiente.
Un asalto a la razón es ponerse de acuerdo con algunos legisladores, para ante una imposibilidad de realizar las elecciones en julio, entonces plantear una modificación constitucional bajo el esquema del uno por uno. Es decir, extender el periodo presidencial por un año a cambio de una extensión del período legislativo por igual cantidad de tiempo
La razón práctica Kantiana nos invita a una subordinación de la razón pura o más bien del conocimiento racional frente a la acción de cómo debemos actuar. Por tanto, asaltar la razón o más bien el razonamiento colectivo es desarticular sus preceptos desdibujando lo comúnmente concebido como el accionar correcto.
Un asalto a la razón sería jugar a la política con el temor y la salud de la gente para beneficios grupales. Un asalto a la razón sería interponer estadísticas ficticias a las reales. Un asalto a la razón, es apostar a la ruptura del orden constitucional como pretenden algunos juristas al preconfigurar artificios jurídicos para justificar una extensión del periodo gubernamental que debe terminar el 16 de agosto del 2020. Un asalto a la razón es poner los intereses individuales por encima de los colectivos
Un asalto a la razón es ponerse de acuerdo con algunos legisladores, para ante una imposibilidad de realizar las elecciones en julio, entonces plantear una modificación constitucional bajo el esquema del uno por uno. Es decir, extender el periodo presidencial por un año a cambio de una extensión del período legislativo por igual cantidad de tiempo.
Por razones obvias, el actual presidente no estará en el cargo pasadas las elecciones presidenciales. Por tanto, apelar a su razón es justo, al igual que sugerirle salir por la puerta grande y que su última actuación sea la de un estadista haciendo caso al llamado sensato que le hizo el líder de la oposición Luis Abinader, para convocar una Cumbre del Liderazgo Nacional para tomar juntos las decisiones que afectarán el presente y el futuro del país debido al COVID-19. Al final de cuentas todos seremos los beneficiarios. De hacerlo así, el actual presidente coincidirá en tiempo y espacio con los deseos de cambio de los dominicanos que indican que quien ha hecho la petición será la persona a la que él tendrá que pasar la banda presidencial.
Milton Morrison es presidente del Partido País Posible