Poli-πολυ- poly- 'mucho'.

  1. compos. Indica pluralidad o abundancia. Elementos compositivos, prefijos y sufijos  RAE

 CAPITULO 1

Soy la sobrina favorita de la señora Barnaby del número 1 de Sweeton Street. Este dato es a todas luces irrelevante, sobre todo porque hace más de veinte años que no veo a tía Ethel y la última vez que charlamos me despidió de su casa, sin venir a cuento ni impertinencia previa por mi parte he de aclarar en mi propio beneficio. Nunca hemos vuelto a cruzar palabra, pero sostengo con firmeza y ante cualquier foro la opinión de que incluso el dato más nimio acerca de las personas, puede a veces resultar inquietantemente significativo en el momento más inesperado. Doy pues fe, de dicha preferencia hacia mí de mi otrora estimada tía, solo por si este hecho pudiera aportar algún detalle de interés más adelante.

Mi nombre es Marion Radfell y confieso que intenté, hace apenas unos pocos meses, acostumbrarme a vivir con total naturalidad una forma nueva de amar más a juego con los tiempos  que corren. Una manera más generosa y abierta, diferente a aquella a la que yo estaba tan acostumbraba. Siempre me mantuve fiel a todo cuanto me enseñaron, pero juro que esta vez intenté pasar por alto cualquier reserva que limitara mi pretensión de alcanzar la madurez en el arte amatorio. Me había convencido y debo advertir que no sin severas desavenencias con mi conciencia, de que me debía a mí misma una opción así que, una vez adquirida la certeza de este deber para con mi persona,  me lancé en brazos del poliamor sin la menor reserva. -Una no puede quedarse atrás atada a viejas convicciones. Debes formar parte del tiempo que te toca vivir – me expliqué sin titubeo y en voz alta una tarde de domingo. Fue un largo y hermoso monólogo. Esgrimí, para ratificar tales afirmaciones y ofrecer a la vez certidumbre a mis argumentos, todo tipo de razones que me hicieran sentir una mujer perfectamente informada en cuestiones importantes – ya saben ese tipo de cuestiones que conducen al individuo hacia una vida más plena. Y bien saben los dioses que yo deseaba la plenitud en todos los aspectos de la misma.

A modo de presentación y solo para aquellos que aún no me conocen, quiero señalar que mi vida ha sido buena y que, en términos generales, me he sentido casi siempre bastante satisfecha de mí misma. Hace ya un tiempo regresé de nuevo a Londres, mi ciudad natal, tras vivir unos cuantos años en España. En ese momento y a nivel laboral se puede decir que me encontraba en la cúspide, en el mismísimo zenit de mi profesión. Contaba con la dicha de formar parte y dirigir un buen equipo de vendedoras online. El mejor, en mi modesta opinión, de la empresa Arcillas y barros Nefertiti S.A. productos naturales sin parangón posible en materia de  belleza y de reconocido y sólido prestigio en diversos países. A finales del 2017  mi nombre comenzó a sonar con fuerza para ocupar la gerencia de la firma en Inglaterra y pocos meses después el nombramiento fue confirmado. Todo parecía ser perfecto. Al mismo tiempo y menciono esto sin la menor petulancia por mi parte -quiero por favor que así lo entiendan- era una afamada youtuber y mis redes sociales ardían en llamas. Cosechaba indudables éxitos en todo cuanto tocaba y la vida parecía estar a mi favor. Tan solo el amor se me resistía, había sido desde siempre mi gran asignatura pendiente. Yo era persona heterosexual y monógama convencida, al menos lo había sido hasta aquel momento y sin el menor desliz, pero o bien la fortuna no me había sonreído en aquel confuso terreno o algo me indicaba que yo andaba equivocada y que aquel no era mi camino. En aquellos días, cuando me sentía preparada para tirar definitivamente la toalla y con el ánimo bien dispuesto a asumir de nuevo el celibato sin apenas sobresaltos, encontré de modo casual aquel artículo de la revista Muy Interesante que vino a abrirme los ojos y a ampliar mis horizontes: "El poliamor exige más palabras que la relación tradicional. Invertimos mucho tiempo en explicarnos, en contar a los otros nuestros sentimientos. Pero vale la pena. Ahora sé lo que está pasando en todo momento, mientras que antes (…) no estaba segura". Todo aquello fue providencial e inesperadamente revelador para mí, tal vez porque yo nunca había estado segura de ninguna de mis relaciones. Luché, peleé durante algunos días con mis convicciones y finalmente entregué mi plaza, me rendí a la evidencia y comprendí que mi futuro era, sin la menor duda, poliamoroso.

El 30 de Julio de 2020 según fuentes que acabo de consultar, consigné con entusiasmo en mi cuaderno de notas las virtudes de este tipo de relación que parecía abrir un sendero distinto a la felicidad. Me dije que precisaba una guía a la que regresar por si era necesario y guarde toda aquella información a buen recaudo. A veces no sólo perdemos el norte sino las ganas y yo necesitaba con urgencia de todas las estrategias posibles para afianzar mis pasos en el nuevo recorrido. Superadas las reticencias iniciales ya señaladas y debidamente estudiados los pormenores de lo que prometía ser mi edén, me lancé desmedida y con fervoroso afán a la tarea de amar. Ansiaba, por aquellos días, añadir unas palabras -que consideraba mágicas-  a mi estado en las redes sociales: “en una relación abierta” Aquella sencilla frase me atraía desde hacía tiempo como un imán pero no me había detenido en su significado. Ahora, sin embargo, se me antojaba la llave perfecta y no solo para vindicar a la mujer que yo me disponía a ser algo superados los cincuenta, empoderada, segura de mi misma y libre al fin de prejuicios, sino como declaración de intenciones ante el mundo. Aquel sería mi cuaderno de bitácora, mi hoja de ruta, referencia inequívoca y clara de aquel territorio que yo pensaba transitar a partir de entonces.  Y triunfé o debo de decir que casi lo hice, pero algo falló una vez más. Fui "poli" en cualquier dirección posible: poliamorosa, poliándrica, poliédrica, poliorgásmica, multidisciplinar en mis afectos…

Al principio fue bien, no lo voy a negar, fue después cuando las cosas comenzaron a moverse de un modo raro y muy diferente a todo lo previsto. Y se movió James. Y Ronald también pareció hacerlo. No, no pareció hacerlo, lo llevó a cabo y a conciencia. Thomas se demoró algo de tiempo pero acabó sucumbiendo y a la deriva. Y Robert… ¡por dios maldito Robert!  Éste no solo se movió sino que provocó un tsunami de dantescas proporciones. Pero todo eso lo narraré otro día. No quiero adelantarme. Hoy me siento exhausta tras una larga jornada de trabajo y necesito un merecido descanso. Por esta noche apago las luces y con su permiso hago ante ustedes un hermoso y placentero fundido a negro. Por favor no se me pierdan de vista y vaya por delante mi más profundo y sincero agradecimiento por su inestimable atención.