El turismo en la Republica Dominicana se ha presentado como una panacea tanto para la generación de empleos como desde el punto de vista de la generación de divisas.
Indiscutiblemente el turismo es una de las principales fuentes de divisas para el país, ciertamente entre los años 2010 al 2019 el turismo aporto de manera acumulada US$58,000 millones y en el año 2019 US$7,468.10 millones, lo que represento el 8.4% del producto interno bruto. Desde el año 1993 al año 2019 el flujo de extranjeros no residentes que visitaron al país paso DE 1 millón 500,000 personas a 6 millones 600 personas en el año 2019, para un crecimiento de 340%.
Para el año 2019 el salario mínimo establecido por el Comité Nacional de Salario para los trabajadores del sector turismo era de RD$11,598.44 y según directivos de ASONAHORES con los beneficios extras que el ingreso mensual de dichos trabajadores podría llegar a RD$15,000 mensual en la actualidad, insuficiente si lo comparamos con el costo de la canasta familiar básica para el grupo de la población del primer quintil, al que pertenecen la mayorías de estos empleados, que para octubre del presente año 2021 es de RD$23,246.59.
En una cumbre mundial de turismo que se celebró recientemente se destacó que la Republica Dominicana es uno de los países donde existen oportunidades para hacer inversiones en proyectos turísticos, por el crecimiento que se ha observado en los últimos años y por el clima de paz que se vive en el país. Lo cierto es que cada vez que se desarrollan las construcciones de hoteles y villas turísticas se emplea mano de obra, tanto en el proceso de la misma construcción como en la operación de estos proyectos.
Pero el impacto que tienen las inversiones turísticas en el ingreso y bienestar de la población no se corresponde con el volumen de los ingresos que se generan en divisas, puesto que en primer lugar los bajos salarios que se pagan en esta actividad no permiten mejorar dignamente las condiciones de vida de los dominicanos y particularmente de los habitantes en las regiones donde operan los hoteles.
Un problema planteado es que las cadenas de hoteles que operan en la modalidad de resort todo incluido, no impactan significativamente en la economía local en correspondencia con los voluminosos ingresos que generan, pues los mismos funcionan como enclaves con pocos vínculos con las economías locales, excepto el abastecimiento de productos provenientes de la agricultura en cantidades limitadas.
El esquema de resort todo incluído impide que los extranjeros que vienen al país a esos centros de recreación, se le ofrezca la oportunidad de desplazarse por el territorio nacional, donde existen bondades de atractivos naturales, culturales e históricos; ya hemos oído testimonios frecuentes de extranjeros que han venido principalmente a Punta Cana, así como otros polos turísticos y cuando se le pregunta si visitaron otra zona del país la respuesta es que en los días que tuvieron de estadía fueron del aeropuerto al hotel y ahí pasaron todo el tiempo hasta su partida.
Ante la problemática planteada es necesario que se diseñe un plan que provengan desde el Ministerio de Turismo en coordinación con el Ministerio de Economía, Ministerio de Trabajo, INFOTEP, así como representantes de diversos sectores de la sociedad, a fin de que se haga un plan de desarrollo turístico inclusivo, a partir de que trace lineamientos, de tal manera que las diversas comunidades donde operan los proyectos turísticos se beneficien de esta actividad económica, aportando su producción, creatividad artística y artesanal, la gastronomía y actividad comercial en general.