Hace unos días llamó la atención la publicación en los medios de la noticia que daba cuenta que en el Hospital Cabral y Báez de la ciudad de Santiago se había detectado un brote de tuberculosis que había afectado a ocho empleados de ese centro de salud. Esta información nos motiva a compartir algunas nociones sobre la tuberculosis como enfermedad ocupacional en los trabajadores del sector salud.
La tuberculosis es una enfermedad ifectocontagiosa que tiene como microorganismo causal al Mybacterium tuberculosis que afecta los pulmones, pero que también tiene una variante extrapulmonar y que puede afectar a trabajadores de diferentes ocupaciones (mineros, veterinarios, etc.) y principalmente los del sector salud.
Ahora bien, para que la tuberculosis sea clasificada como ocupacional deben darse determinadas condiciones tales como que el personal afectado haya desarrollado la enfermedad como consecuencia del trabajo habitual que desempeña; que el microorganismos causal está presente en concentración suficiente en el ambiente laboral y el tiempo de exposición que favorezca el contagio.
Hay que poner en práctica programas de promoción de salud y prevención de enfermedades en los centros de salud públicos y privados; establecer programas de protección respiratoria, evaluación médica preempleo, periódica y de egreso, evaluación, aislamiento y tratamiento de los casos sospechosos de tuberculosis dentro del personal de salud.
Pero como la transmisión de la tuberculosis es casi exclusiva por vía aérea de persona a persona al hablar, estornudar o toser, existen otras condiciones que favorecen la infección o el desarrollo de la enfermedad en el ámbito del trabajo como la ventilación inadecuada, la humedad relativa del aire, la distancia entre la fuente y el contacto, ya que a mayor distancia hay más aire de por medio y las partículas infectantes están más diluidas, espacios pequeños y escaso recambio del aire circulante.
Hay que mencionar también como factores favorables a la infección o desarrollo de la tuberculosis ocupacional la susceptibilidad individual, que depende de la respuesta del sistema inmunológico; infecciones por VIH; infecciones recientes por M. tuberculosis; tratamiento con inmunosupresores; insuficiencia o trasplante renal; tabaquismo, desnutrición, diabetes, entre otras.
Estudios publicados refieren que las áreas de hospitales con mayor riesgo de contagio de tuberculosis por el personal de salud son: sala de emergencia, áreas de broncoscopia y nebulización, neurología, autopsia, laboratorios de cultivos de microbacterias. El personal de salud de asilos, refugios y prisiones también están en riesgo de contagiarse con tuberculosis de tipo ocupacional.
Ya desde 1950 se tenía la certeza de que el riesgo de padecer tuberculosis era mayor los trabajadores del sector salud que en la población general, pero fue mayor aún cuando a finales del año 1980 cuando Estados Unidos se produjo un aumento importante de ingresos en hospitales de casos de tuberculosis y el consiguiente aumento de la enfermedad en el personal de salud.
Según algunos estudios, aproximadamente el 30% de las personas en estrecho contacto con una persona infecciosa queda infectada y de estas entre el 3 y 10% desarrollará tuberculosis en los primeros 12 meses y entre 5 y un 10% la desarrollará en algún momento de su vida.
Es importante recordar que los síntomas cardinales de la tuberculosis siguen siendo los mismos: tos con esputo, fiebre y pérdida de peso. Además, que estableciendo los controles de riesgos adecuados se puede prevenir el contagio de tuberculosis en el personal de salud.
Hay que poner en práctica programas de promoción de salud y prevención de enfermedades en los centros de salud públicos y privados; establecer programas de protección respiratoria, evaluación médica preempleo, periódica y de egreso, evaluación, aislamiento y tratamiento de los casos sospechosos de tuberculosis dentro del personal de salud.
Otras medidas deben ir dirigida a proporcionar al personal de salud un ambiente de trabajo seguro, amplio, bien ventilado y el suministro de los medios de protección personal adecuados que le impidan la infección o el desarrollo de la tuberculosis ocupacional.