Anoche, cuando cambiaba la hoja del almanaque para darle la bienvenida al mes de noviembre, recordé que es tu mes natal. ¡Cómo olvidarlo!
Esta mañana, al encender el móvil para chequear si tenía algunas notas de mis nietas, leí el muy grato comentario que nos hiciera nuestra querida Elsa Peña. Su escrito dice: “Giannella Perdomo, tu hermano vive”. Qué lindo y cuánto significado tiene su mensaje.
De inmediato, abrí la página del Museo Memorial de la Resistencia Dominicana y grata sorpresa al leer “Imagen de la Semana”. Debajo de tu foto, una breve reseña biográfica de tus andanzas por aquí y más allá. O sea, que esta Institución ¡te dedica la primera semana de noviembre! Como escribiera Don José Martí: “Cuando se muere, en brazos de la Patria agradecida…¡empieza, al fin, con el morir la vida”
Virgilio Eugenio, la llegada de noviembre me refresca muchos episodios, de los que algunos mejor ni rememorar. Lo que sí jamás pasaré por alto, es que noviembre, en su día 23, te trajo a nosotros, y a mí, particularmente, tu llegada significó una gran alegría. Ya no estaría sola y tendría un hermano con quien jugar, y como suele suceder, hasta discutir alguna que otra vez.
Tus chillidos, porque no lograba bailar el trompo, aún resuenan, ¡que tremendos! A tanta distancia-tiempo, me parecen escucharlos, jajajaja. Y ¿qué me dices de manejar el bate para jugar a la pelota? Ese sí que era mi drama. Dios, cómo pesaba ese bien pulido palo. Me parece, que a ratos, olvidabas que yo era una niña y esas cosas, son propias de varones. ¿Viste como patinar era más divertido y que bien lo hacíamos en la galería de nuestro hogar?
Hermano, cuántos hermosos recuerdos, hasta que la negra noche desató las fieras y ya no volvimos a jugar bellugas, ni parchis, tampoco el cheni chequer. El monopolio era otra cosa y me resultaba muy aburrido; prefería las mariquitas y para ti: “esas cosas eran de niñas”.
Reflexiono sobre este penúltimo mes de nuestro calendario, y uniendo cabos no sueltos, comprendo que a partir de noviembre, sin percatarnos, pudiste vivir el último trimestre de tu vida.
Verás. Concluidas las actividades estudiantiles de la Asociación Nacional de Estudiantes Secundarios –ANES-, hiciste filas en el “14 de Junio”, el bien recordado 1J4. Viajaste a Cuba para lograr una mejor capacitación política y allí formaste parte de los “Comandos de la Resistencia”. De regreso al país, encontramos un diciembre convulso, llego de intranquilidades para las familias cuyos hijos luchaban por reconquistar las libertades públicas de la Nación.
Recuerdo que en la televisión, tal cual un spot publicitario, dando a conocer los juguetes de la temporada, como un western de los años cincuenta-sesenta, horrorizados veíamos las fotos de Amaury, Ulises, Bienvenido y la tuya, además de que se ofrecía una considerable recompensa a quien ayudara con sus capturas.
Arribaron las Navidades, y considero que para no inquietar a la población, en tan tradicionales fiestas familiares, los organismos militares competentes, dieron paso a una tregua de búsqueda y persecución contra un grupo de cuatro hombres, que integraban Los Comandos de la Resistencia, otrora bautizados como “Los Palmeros”.
6 de enero y los Reyes Magos, además de la Viejita Belén visitaron a los niños. Antorcha detonante que de nuevo recrudecía la captura de “Los Palmeros”.
12 de enero del 1972. Autopista “Las Américas”, Km 14.5. los tanques de guerra, helicóptero radar para detectarles; soldados armados, además de los uniformados de alta graduación, llegaron a la zona engalanando el paisaje. Mientras Ulises, Bienvenido, Amaury, también tú, desconocían la inesperada y desagradable visita de un considerable contingente militar.
El alba despierta a los lugaeños y los sonidos inusuales les llenan de inquietud y pavor; se acobardan ante el asombroso tamaño de los tanques. Confusión y miedos se apoderan de sus cuerpos. La naturaleza se repliega, y al unísono, el mar decide dormir ¡hasta que el atardecer le despierte!
Virgilio, los disparos letales ciegan las vidas de Ulises, Bienvenido, Amaury y también la tuya. Ahora entenderás porque te comentaba que vivirías el último trimestre de tu vida. Tu época de vida física, se conjuga con el tiempo de los inmortales. Para ellos no existen trimestres, trienios, tampoco los milenios. Al igual que tus compañeros, tú estás inscrito en esas páginas que el tiempo dejó sus huellas.
Y se me ocurre concluir, exclamando alegremente, Noviembre, te saludo, porque se avecina el cumpleaños de mi hermano.