Analizábamos lo que es la realidad. Ahora veremos tu realidad.

Eres un animal, ya que no eres vegetal ni mineral. Eso determina que nazcas con tendencias instintivas que controlarás (¿pecado original?).

Perteneces a la clase de los mamíferos y al orden de los primates (somos una variedad de monos). El chimpancé posee el 99% de nuestros genes. Nuestra espiritualidad es la mayor diferencia que tenemos con ellos.

Somos de la especie Homo sapiens. Nuestra superioridad se manifiesta de forma colectiva, ya que individualmente somos muy limitados. Un hombre sin contacto con otros humanos, es mucho más desvalido que los demás primates.

El uso de la razón es lo que nos da la supremacía en el reino animal. Los humanos menos evolucionados son fácilmente identificables, porque sus motivaciones y conductas son muy primarias. Suelen mantenerse enfocados en la comida, la bebida, el sexo, poco control emocional, etc. Esto aplica incluso en los que tienen mucho dinero.

En el desarrollo del embrión humano, vemos los diferentes pasos o etapas que presentó la vida en el Planeta. Primero fuimos un organismo unicelular, luego pluricelular. Entonces esas células se organizaron y asumieron funciones diversas. Posteriormente seguimos la secuencia de: una especie de gusano, algo parecido a un pez, un reptil, un ave, un mamífero y finalmente, un ser humano. En nueve meses, hacemos un recorrido similar al orden de aparición de los animales en la naturaleza. Nuestro genoma es una recopilación de la historia de la vida terrestre.

Estamos teniendo dificultades de adaptación como especie, comenzamos a darnos cuenta e intentamos solucionarlo. Nuestro principal reto en la actualidad no es biológico sino psicológico.

El Homo sapiens dedica gran parte de su vida a lograr el aprecio de sus congéneres; porque de esta aceptación, depende su existencia. Sin embargo, aunque obtenga este aprecio, si no logra amarse y aceptarse a sí mismo, se sentirá fracasado.

Aprendimos a competir, a vencer, a superar al otro. Ahora la humanidad necesita aprender a colaborar, a vencer “con” el otro. Solos…no somos nada.

Los humanos frecuentemente creemos que mientras más cantidad de recursos económicos acumulemos, más felices seremos. A veces dejas de ser, con tal de tener.

Hemos estado intentando aprovecharnos de todo y de todos. Queremos recibir pero no queremos dar, por lo que somos parásitos. El animal parásito se beneficia del huésped sin darle nada a cambio, pero además puede destruirlo. Por eso nuestro planeta está en peligro, como lo estaría cualquier otro planeta que intentáramos colonizar.

Paradójicamente, es preciso que desarrollemos mejor nuestra individualidad o personalidad, para poder integrarnos armónicamente con lo y los demás. La masificación no está funcionando como se esperaba. No cedas a nadie tu derecho a pensar.

Sin importar nuestro parecer o preferencia, estamos aquí para aprender y evolucionar, y lo hacemos por las buenas o por las malas. Las leyes que rigen la naturaleza en todo el Universo, exigen que te adaptes. Leyes que conocemos como: la Selección Natural, la ley de causa y efecto, el karma, ley de consecuencias o la ley de Dios. Nuestro mayor error es olvidar que lo que siembras, cosechas. Solemos intentar engañarnos, pero realmente es imposible.

Fuiste concebido para ser feliz, ¡entiéndelo! Tienes todo lo necesario para serlo, ¡créelo!  Pero si decides ser infeliz, siempre encontrarás excusas o justificaciones.

Vemos algunas águilas surcar majestuosamente las alturas, pero hay muchas águilas en el suelo que creen ser gallinas. Estas líneas están escritas especialmente para esas águilas dormidas. Ellas las leerán y las entenderán. Cuando despierten y se reconozcan a sí mismas, volarán. Y el Mundo jamás será el mismo.