Los días de lluvia con huracán incluido y todo, evocan en el dominicano comerse un sancocho acompañado de un buen trago.
Cada cierto tiempo en el país se pone de moda alguna jerga que retrata lo folclórico de la vida de nuestro pueblo. Normalmente son expresiones que delatan alguna costumbre como, por ejemplo, la inclinación a la ingesta etílica de nuestra gente.
En la celebración de los diecisiete años del programa Divertido con Jochy de Jochy Santos, mientras Toño Rosario agotaba su participación, se produjo de improviso un estribillo que en apenas una semana podría considerarse un hit. “¿Tú chupas? Yo chupo. A mí no me llamen pa’beber, mejor venme a buscar”.
Sin más letras que las descritas y acompañadas de un excelente mambo este se ha convertido casi en un grito colectivo en las principales emisoras y discotecas del país.
Y es que el dominicano es así, le pone música a la vida que se generaba en cada amanecer, en cada encuentro, en cada cercanía, en cada renovación de afectos, de abrazos, de lágrimas, de sonrisas, de historias, de chistes, de hambre, de sueños que generan esperanza.
Es posible que no se tenga dinero para otra, pero sí para beber. La venta de alcohol en la República Dominicana es uno de los productos que posee un impuesto selectivo al consumo, esto consiste que en adición a los montos específicos que debe pagarse en función de la cantidad de litros de alcohol absoluto establecidos para cada tipo de bebida alcohólica, los productos del alcohol, bebidas alcohólicas y cerveza pagan un Impuesto Selectivo al Consumo del diez por ciento (10 %) Ad-Valorem sobre el precio al por menor de dichos productos.
Este impuesto selectivo provoca que las bebidas alcohólicas, junto a las telecomunicaciones, sean los dos renglones que mayor impuestos pagan y estos tributos sencillamente son transferidos al precio como lo compra el usuario, sin embargo la gente sigue consumiendo alcohol como el pan nuestro de cada día.
En una ocasión me encontraba en supermercado realizando la compra del mes. Cuando estaba en la fila para pagar escucho que un señor detrás de mí dice que yo parecía rico porque llevaba el carrito lleno. No me inmuté ante esas palabras y ni siquiera me volví para ver quién me hablaba. Pasado esto el señor dice “como usted tiene tantas cosas, debería dejarme pagar estas dos cositas primero”. En ese momento si volví la mirada y resulta que, las dos cositas que el señor llevaba en las manos eran dos botellas de alcohol de marca reconocida.
Llamó mi atención que quien me criticaba por llevar comida en mi carrito lo único que tuviera en sus manos fuera alcohol, pero así somos. El alcohol puede superar inclusive la pasión por la comida.
Así que en estos días de lluvias y amenaza de huracán podría faltar las velas por si acaso algún apagón, pero jamás la bebida alcohólica, de manera que, posiblemente, escuche con insistencia no solo la canción, sino la pregunta irreverente de ¿tú chupas? Al tiempo de que, pese a las lluvias, alguien te diga “a mí no me llames pa’beber, mejor venme a buscar”.