Para el filósofo la vida está hecha de viceversas. Es por esto que me encuentro pensando Frederick Martínez el Pachá y se me hace imposible no encontrar, sin forzarlas, las coincidencias con el estereotipo o la marca Trump. Hablar sin tener consideración de la duda; mi opinión es la que vale; yo no me equivoco nunca ni tampoco tengo que pedir disculpas; cuando me veo asediado o cuestionado pues mi respuesta es el insulto, la injuria infundada, el desacato. Todo lo anterior adobado con un ego que no conoce límites.

Paseando por las avenidas virtuales me encuentro con mi amiga Marivell Contreras quien, con la voz temblorosa, implora desde su cuenta de Instagram al Pachá que deje de agredir a la gente como le venga en gana, sobre todo a otros dominicanos, más si están laborando en el área de las comunicaciones. Todo esto se da gracias a la lamentable participación del payaso Frederick en el Show del Mediodía, en donde al parecer le cedieron el espacio para hablar de una cosa y el se pasó la pre-producción y la decencia por su parte más oscura y se dedicó por un breve espacio que pareció eterno (vergüenza ajena) a denostar la carrera de Tony D’Andrade, un profesional de la comunicación que lleva años llevando el nombre de la República en alto y que lo que ha hecho todo el tiempo es eso, trabajar, mantener una familia, ser alguien decente.

Pero esto para el Pachá no tiene mérito. Según la divina inteligencia de este animal rastrero, Tony D’Andrade debería estar en otro lugar ya que, como tiene varias décadas laborando para la misma empresa de telecomunicaciones, “él no se ha realizado” como comunicador. ¿Y en qué se basa el Pachá para decir esto? ¡En su propia carrera! Los entrevistadores con la boca abierta y el mismo Iván Ruiz, sorprendido ante algo que no estaba en el libreto, tratan de poner un poco de coherencia en el intercambio, y le preguntan a Martínez que en qué se basa él para decir estas cosas, el Pachá, luego de inferir que Tony está en esa cadena norteamericana por la cuota del Affirmative Action, pone como ejemplo su trayectoria. Como Trump, el Pachá recurre a una sarta de lo que él entiende que son logros, cuando todo el que tiene dos dedos de frente sabe que si él ha saltado de programa en programa y de canal en canal es porque, a pesar del talento que pueda tener, al final su ego y su malacrianza, su malacostumbre y su peor educación terminan por llevarlo hacia el próximo proyecto. Pero digamos por un momento que yo estoy equivocado y que el Pachá está en lo correcto con relación a la carrera de D’Andrade, ¿le da esto al Pachá el derecho de atacarlo en el aire? Aunque tenga la razón el Pachá, ¿le da esto carta blanca para saltarse lo estipulado en la producción de ese día del programa de televisión que le ha invitado? El Pacha se mofa de su carrera profesional, ¿es profesional ofrecer consejos o dar una opinión sobre la carrera de otro comunicador? ¿Un consejo que NADIE le ha pedido?

Como confío que ustedes tienen dos dedos de juicio sé que no tengo que abundar en porqué hago las comparaciones con Trump. Ya sabemos que la decencia de la mierda naranja se encuentra en el mismo lugar en donde reposa el hijo de Lindberg. Que Trump cada vez que abre la boca o usa el Twitter es para embarrarla. Pero Trump, como he dicho antes, no es el problema… Lo que me preocupa es la gente a su alrededor, esos republicanos a rajatabla, que observan cada descenso como si no fuera con ellos. Pero la historia cuando se usa bien nos recuerda que ese tipo de inacciones se pagan caras en el futuro. Y uno puede meterse con todo en la política. Yo soy de la generación que vio a Balaguer diciéndole haitiano a Peña Gómez y loco a Juan Bosch. ¿Y los reformistas, y el PLD, dónde, en qué condición están ahora?

Hablé de descenso pero cabe preguntarse, ¿existe el fondo? ¿Cuándo es que uno dice, Montro alfavol bájale algo? Escuchando a Trump y al Pachá uno se da cuenta de cuando insultan y ofenden sin criterio, están hablando más de sí mismos que del objeto de su veneno.