Todos hemos vivido este pasaje del 2019 al 2020 con la expectativa de la crisis “armada” provocada por el «impaciente» Trump que, según el ejemplo de Clinton, desvió la atención del público ante la inminencia del “juicio político” iniciado por la Presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, creando una “distracción” como el asesinato del Jefe o Comandante de la fuerza paramilitar “Guardia Revolucionaria” de la República Islámica de Irán, Gral. Qasem Soleimani, provocando la mayor escalada bélica de los últimos tiempos.
Al nivel de la retórica, Trump amenazó ante la venganza jurada de Irán por este “asesinato selectivo”, cuya reacción fue disparar 22 misiles balísticos a dos bases iraquíes mientras se enterraba al General mártir, sin causar bajas en las tropas estadounidenses allí estacionadas.
¿Llevó a Trump a la prudencia esta moderación iraní? Su discurso luego de esta “lluvia de misiles” obvió una represalia destructiva de 52 objetivos económicos, militares y culturales de la República Islámica, pero incrementó las sanciones hasta que desmantelen los ayatolas su programa nuclear.
El nivel de crispación lleva a provocar errores, y –por mala suerte- se le pegó a la Fuerza Aérea Iraní. En medio del tira y afloja se anuncia que cayó a tierra un avión Boeing de manufactura estadounidense en territorio iraní de la Ukranian Airlines, muriendo sus casi doscientos pasajeros y tripulantes, especulándose quien debía ejecutar la investigación. De repente, el Comandante de las FF.AA. se presentó en televisión y reconoció que fue un error iraní que confundió el avión ucranio con una nave “hostil” y lo derribó con un misil tierra-aire, como lo informara El País, de Madrid en el siguiente enlace: https://elpais.com/internacional/2020/01/11/actualidad/1578715778_895790.html
Entonces, Trump pasa a ser un violador de la Constitución; ya que ésta le otorga en exclusiva al Congreso la “capacidad de declarar la guerra” provocando a Nancy Pelosi a que anuncie un proyecto de Ley que limite al Presidente de la prerrogativa de iniciar acciones de guerra sin “informarle al Poder Legislativo”. ¿Se librará Trump de esta maniobra de la líder demócrata? No lo sabemos, pero lo convierte en un suertudo, ya que evitó cumplir con llegar a dar el próximo paso en la escalada: un enfrentamiento con Irán, que contra amenazó con destruir 300 objetivos de aliados norteamericanos y en el propio territorio yanqui.
¿Hasta dónde le llegará esta suerte? ¿Hasta que se le reverencie por salvar al mundo de un infierno terrorista al eliminar “fuera de toda Ley y procedimiento moral y control institucional norteamericano” y refuerce su imagen como el súper patriotero por encima del “juicio político” o «impeachment»?
¿Serán los norteamericanos consecuentes con este nuevo súper héroe o se le pondrá el aceite más caliente en la caldera de los adversarios demócratas que lo quieren freír? La respuesta se la dejo a la historia, que espero concluya el 3 de noviembre de este recién estrenado 2020, para reiniciar otro capítulo.