"Que el esclavo fue mi abuelo es mi pena, es mi pena
Si hubiera sido el amo sería mi vergüenza"
Julia de Burgos
Decía Marx desarrollando a Hegel que la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa… Y aunque cansados muchos de este tema, no podemos permitirnos el lujo de ver venir la farsa sin confrontarla.
Sobre todo porque cansa como a la hora de abordarlo algunos lo limitan: que si Trujillo era un violador de niñas, que si asesinó mujeres, que si encarcelaba a sus opositores…. Porque enfocarse en esos argumentos ignora la idea reivindicada por quienes creen añorarlo: seguridad, patriotismo, pago de la deuda externa y cese de la corrupción. Permitiendo a aquellos seguidores a decir entonces: no lo malo no, solo me refiero a querer lo bueno.
Pero el que añora con sinceridad escoger lo bueno de la dictadura de Trujillo y desechar lo malo es un ingenuo, no sólo porque algunas de esas cosas no existieron (combate a la corrupción) sino porque otras precisaban de lo oscuro para sostenerse (seguridad y patriotismo), y en eso entra un nieto con aspiraciones presidenciales. Pero para analizar al nieto tenemos que verlo en dos vertientes: 1) ¿Quién es?; y 2) ¿Qué simboliza? (no qué dice).
¿Quién es?
Ramfis Domínguez Trujillo nació en New York en 1970, nueve años después de la muerte de su abuelo, a quien sólo conoce por la nostalgia de lo que le han dicho sus familiares o por lo que ha investigado. A pesar de nacer en el lujo, en una nación que te permite estudiar en las mejores universidades aunque permanezcas la adultez endeudado, Ramfis no se encargó de tener estudios en universidades de prestigio, siquiera una maestría que muestren sus dotes intelectuales como carta de presentación.
En el campo político luce no más que un oportunista sin experiencias, que se alimenta de la desesperación de muchos y de la trastornada añoranza de un pasado glorioso. Hábilmente ha ganado popularidad atado a la imagen de lo que construyó su abuelo, por eso elige siempre mencionar los nombre más sonoros en materia histórica – Ramfis y Trujillo –, a pesar de llamarse Luis José Domínguez de manera principal. Pero a diferencia de su precoz nieto, a Trujillo sí podemos destacarle que trabajó su ascenso en el país. Porque antes de ser dictador construyó desde las instituciones castrenses por años su paso hasta el poder. Es decir, al momento de presidir el país Trujillo era un hombre probado, tanto en la crueldad como en las ambiciones materiales, en el robo como en su servicio al invasor desde posiciones de poder y liderazgo, no fue una improvisación de los que lo apoyaban, sin embargo su nieto, ¿Ha ejercido una posición pública alguna vez? o ¿Conocemos cómo se manejaría en tal posición?
O están dispuestos quienes lo apoyan a cederle (en un país presidencialista) nuestra mayor posición simplemente por ser nieto de alguien en un país que ignora, con una población que no comprende sus males, de la que tiene sólo una versión de su historia y cuyo pueblo lo desconoce, no sabiendo si es derrochador, ineficiente, abusador o más corrupto que los que pretenden sustituir.
Una persona cuyo único vínculo destacable con la República Dominicana es uno propio del chapeo estatal, siendo éste el siguiente: En 2005, Ramfis dice orgulloso haber dirigido un “proyecto” y un “equipo” de la empresa WODA consistente en buscar financiamiento del Banco del Commonwealth Australiano para nuestro Banco Nacional de la Vivienda (BNV) para viviendas de bajo costo. Según el reconocido analista Alejandro Fernández W., que tuvo acceso a los estados financieros auditados del BNV, el banco dominicano nunca recibió un desembolso. No obstante lo que sí sucedió fue que los involucrados ejecutaron la garantía económica acordada, llevándose 5 millones de dólares del BNV sin cumplir su parte. Fernández W. llama al proyecto un robo fraudulento lesivo al interés nacional, preguntándose en su programa diario de radio de la semana pasada “¿Cómo es posible que se asocien a alguien con ese criterio?”. Un buen ejemplo que muestra que además de heredar la egolatría del abuelo (personaje que por su afán de usar condecoraciones y medallas era apodado Chapita), el nieto parece haberlo heredado en eso de sacarle beneficios al Estado Dominicano.
Lo que simboliza
Recuerdo que cuando conocí al ex presidente de Chile, Ricardo Lagos, lo felicité por un suceso que protagonizó en plena dictadura de Pinochet. En 1988, siendo entrevistado por primera vez en televisión nacional Lagos se salió del marco de la entrevista y se adueñó de la cámara en un momento y se arriesgó a increparle al dictador que Chile no podía continuar un futuro “con tortura, con asesinatos, con violación de derechos humanos…”. Él me contaba que sus nietos viendo la entrevista en estas fechas no encontraban nada valeroso en el acto.
¿Por qué? Porque criados en un ambiente democrático y de libre expresión no comprendían el valor de su abuelo en dictadura, en su mundo expresarse así era cotidiano y no tenía repercusiones. Y es que como bien dice el General Soto Jiménez de la dictadura de Trujillo, no hay forma de explicar con palabras lo que era vivir en ella, sólo quienes la habitaron tienen idea. Y las presentes generaciones que apoyan al nieto parecen dar por sentado cualquier conquista alcanzada, ignoran por ejemplo lo que dice José Enrique Méndez Díaz, que "En San Juan de la Maguana, el miedo se apoderó de la gente. Todos aprendieron a callar, a borrar de la memoria, a conocer el olvido. Callaron los grupos sociales, la iglesia, la prensa, los profesionales, los intelectuales”. (Y aquí pauso para felicitar e invitar a seguir a la Fundación Héroes del 30 de mayo de 1961 en las redes sociales donde encontré el precitado texto)
Pero más allá de la tensión política hablemos del “pasado glorioso”. Basta con ir al Museo de la Resistencia o al Banco Central para saber que al momento de crear el peso dominicano Trujillo se robó casi 12 millones de dólares con el cambio…. por lo que vale preguntar ¿es éste el héroe extrañado? ¿Un ladrón?
Uno que concentraba la propiedad de casi todas las industrias a la fuerza (pintura, zapato, cementos), que concebía el país como su negocio y los ciudadanos como sus empleados. Un personaje que puso en riesgo la economía nacional, la seguridad, las vidas de los dominicanos, y las relaciones internacionales al intentar asesinar al presidente de Venezuela Rómulo Betancourt o al asesinar al de Guatemala Castillo Armas.
Alguien cuya idea de control migratorio se resumía en invitar inmigrantes blancos pobres a vivir en el país y matar a los haitianos pobres. Poniéndole en 1937, después del “Corte”, un precio a cada vida humana asesinada por la presión internacional, bien baratos por cierto, por lo que cualquiera que pretenda defender la vida debe rechazar ese pasado.
“Pero pagó la deuda externa”, sobre esto cabe decir que en los años 1980s la tendencia fomentada por los organismos internacionales fue endeudar a los países, y en los 1990s privatizar sus empresas; en ambas caímos. Pero si vamos más atrás, vemos que en la época de Trujillo hubo una tendencia a pagar la deuda externa por razones de la segunda guerra mundial; Trujillo obedeció (como lo hizo frente a EEUU del 1916 al 1960), al igual que lo hizo Haití antes que él, por lo que también ese logro “nacionalista” queda en dudas.
El ser humano siempre tendrá el deseo de permanecer en su infantilidad y de delegar todo en alguien, evadiendo así las responsabilidades que tiene para sí, como ente social, como ente democrático, porque es pesado saber que la democracia se construye todos los días. Pero ¿delegarla en un nieto cuestionado y sin condiciones probadas? Los hombres son sus circunstancias, y superada una época de terror y angustia, debemos rechazar toda forma de redituar anacronismos, toda repetición en forma de farsa.
Sin embargo, si es un Trujillo que siguen buscando creo que una buena parte de los políticos dominicanos actuales estarían dispuestos a jugar ese rol. Sin oposición, sin elecciones, sin fiscalización, donde la renta de las empresas estatales vayan a su cuenta o a sus familiares, donde asesinar no involucre derechos humanos, donde silenciar sus opiniones sea rutina… entonces no habría que buscar un familiar del régimen, un extranjero desconocido. Por eso la respuesta a ¿Si se necesita otro chapita? Aún si usted pensaría que sí, no pasa por un nieto chapiador.