Hay quienes rechistan y condenan con mil demonios la novelística que en República Dominicana asume a Trujillo y a la nefasta era que este tirano encabezó como personaje, atmósfera y centro de sus tramas e historias. Se trata de un absurdo.
En ese periodo sombrío donde se perdió la dignidad de muchas familias, se confabularon la cobardía y la sumisión hasta los más denigrantes niveles de servilismo y se destruyeron vidas valiosas, unas a fuerza de injuria y otras a fuerza de palos, tiros y torturas, hay material suficiente para escribir y novelar la vida dominicana en uno de sus más cruentos episodios.
Esos que rechistan y condenan que el tema Trujillo sea atractivo para la ficción narrativa de largo aliento fueron burlados por el premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, que vino con su mochila y sus lápices de apunte y sobre sus narices escribió La Fiesta del Chivo.
No se trata de las historias que se escriben, se trata de las técnicas que se empleen, de los puntos de vista con los que se asuman las proyectivas y del conocimiento que se posea del tema en cuestión.
¿Pueden esos que rechistan, no se sabe bajo cuáles consignas, discutir que la riqueza para desarrollar historias y argumentos decantados de la era de Trujillo son incuantificables? ¿Quién duda que hacer una historia sobre la vida de Ramfis Trujillo, sus desmanes, su vida de derroche y sus fracasos, no constituye un material atractivo para cualquier novelista de aquí o de otra latitud? ¿Acaso la relación de Flor de Oro Trujillo y Porfirio Rubirosa, que colocó a Trujillo ante el dilema de aceptar a su subalterno ante la amenaza de suicidarse de su hija, no es un condimento para una buena novela? ¿Quién se ha atrevido a saborear lo atractivo que resulta un personaje de la caradura de Johnny Abbes García, asesino en nivel supremo que hizo para el tirano las diabluras más diversas en la etapa final de la dictadura? Sabemos que esos que rechistan seguirán rechistando, pero, es momento de hacerles saber, que la Literatura es libre de asumir sus temas y Trujillo, sigue siendo el más atractivo en términos literarios.