TRÚCAMELO

“. . . brincar o saltar el TRÚCAMELO”.

Esta voz que figura en el título es muy probable que esté desapareciendo del vocabulario dominicano. La suposición anterior se emite ante los avances de la tecnología y con ella el cambio de juegos o entretenimientos que los niños practican en la actualidad.

Es una pena que la voz esté en vías de desaparición. El lamento se origina porque es una voz dominicana. Solo se conoce en República Dominicana. La formación de esta y el significado son dominicanos. Aquí se reflexionará acerca de la voz.

El trúcamelo es lo que en español internacional se conoce con el nombre de rayuela. El trúcamelo dominicano mantuvo algunas diferencias con el internacional. Los tejos en República Dominicana se conocen con el nombre de “chatas”. De preferencia la chata se elige de forma circular. El nombre a la chata dominicana le viene de la superficie y forma de este objeto plano, delgado. Esto así para permitir el fácil desplazamiento de la chata durante el juego.

Por su formación sugiere la voz trúcamelo una orden o desafío, “trúcamelo”, cámbiamelo

Para iniciar el juego los participantes “se cantean”, es decir, lanzan su chata a la línea o “raya” con el fin de determinar quién será “mano” y quien “manito” y, el orden en que participará cada jugador. Este manito o segundo en el orden se conoce además con el nombre de “trasmano”. El último en jugar, por haber quedado más alejado de la raya será llamado “porra” o “pie”. Las modalidades del juego pueden sufrir algunas variantes que son determinadas por el espacio disponible.

El dibujo de las rayas en el suelo puede variar. Algo que permanece es que se salta en un solo pie y el jugador debe en algún momento decir “trúcamelo”. Hay espacios en el dibujo que le permiten descansar sobre ambos pies.

Se ha reflexionado acerca del nombre del juego en español sin poder dar con una explicación plausible. En inglés el juego es llamado hopscotch, el scotch procede de que esa palabra servía para score, que es puntuación en español. Llama la atención que en el pasado de la lengua inglesa este score fue raya, marca. Este nombre lleva dentro la idea de saltar y obtener puntos.

El nombre internacional rayuela evoca las rayas que se trazan en el suelo. En francés el nombre del juego es marelle que tiene relación con el nombre de la chata (tejo) que en francés antiguo fue merel. El francés tuvo influencia sobre la denominación del juego en Brasil, amarelinha, que alude al tejo antes mencionado en francés (merelie). La terminación es un diminutivo propio del portugués brasileño.

La única explicación ¿plausible? para el nombre trúcamelo del español dominicano es que procede del verbo “trocar” en tanto significa cambiar con el sentido de mudar, pues eso se hace en el juego, cambiar el sitio, mudar la “chata”, ficha que se coloca en el suelo. Por su formación sugiere la voz trúcamelo una orden o desafío, “trúcamelo”, cámbiamelo.

Que el nombre del juego en dominicano proceda de una provocación no es motivo para extrañarse, porque los nombres atribuidos a actividades pueden derivar de cualquier rasgo, cualidad; sobre todo cuando no es el nombre oficial, sino el que resulta de un uso y, más entre niños. Ya más arriba se documentó de dónde proceden los nombres del juego en lenguas otras que la española.

MOLONGO

“Lo que no está claro es de dónde van a salir los innumerables MOLONGOS que para esto se necesitan”.

En esta cita en cabeza de esta sección la voz molongo debe interpretarse como equivalente de “peso dominicano”. El peso es una unidad monetaria de muchos países hispanohablantes, por lo tanto, no debe ser motivo de sorpresa que tenga tantos “apodos” diferentes.

El dinero (peso) es una parte importante de la vida humana; como consecuencia de esto es parte de muchas de las conversaciones diarias. Algunos hablantes de español dominicano se divierten llamándole con diferentes nombres.

Con respecto de la voz “molongo”, se recuerda que en Santo Domingo hubo una persona que siempre usaba esta voz para mencionar el peso y el dinero

Los nombres que le son atribuidos al peso varían de acuerdo con la edad del hablante. El peso se designa con nombres que variarán con la época del año y otras circunstancias. La vigencia de algunos de estos nombres es efímera, o bien, solo circulan en algunas capas de la sociedad.

Con respecto de la voz “molongo”, se recuerda que en Santo Domingo hubo una persona que siempre usaba esta voz para mencionar el peso y el dinero. Sus programas de radio fueron escuchados durante unos años. El programa en la radio desapareció con la muerte de su productor.

Para el peso dominicano se ha promovido llamarle oficialmente “Duarte” con el propósito de honrar y mantener vigente la memoria del patricio. Los nombres extraoficiales han sido muchos y mencionar algunos y dejar otros fuera es una tarea sin recompensa.

Ese fenómeno de que la unidad de moneda de un país tenga muchos nombres populares no es exclusivo de República Dominicana, pues sucede en muchos otros países de América.

TAMIZAJE

“. . . millones de pruebas diagnósticas para el TAMIZAJE de la población . . .”

Es una pena que la voz “tamizaje” no figure en el Diccionario de la lengua española. Tampoco consta en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

La contrariedad que se expresa de modo disimulado por la ausencia de la voz tamizaje se produce porque se piensa que es la voz que mejor expresa y se acomoda para transmitir el mensaje que se hace por medio de la voz triage que prima en las salas de primeros auxilios de los Estados Unidos y que ha invadido el español de otros países.

La Academia por excelencia ha concedido la carta de naturaleza al vocablo triaje, cuyo origen no menciona y remite al verbo triar que considera de origen incierto. Ese vocablo -triaje- entró en el lexicón mayor de la lengua en la edición de 2014.

Puede deducirse de lo expuesto más arriba que el uso del triaje del español procede del inglés y el origen de la palabra viene del francés, con posible origen del latín.

La lengua inglesa reconoce la deuda que tiene con el francés al adoptar crudo el vocablo triage, con una detallada acepción para la acción que se ejecuta en las “salas de emergencias”.

El verbo triar en español es, para los fines que interesan aquí, “escoger, entresacar, separar”. De allí se llega a que la acción del triaje es de escoger, entresacar, separar. En francés el verbo trier es “seleccionar, tamizar, cerner, clasificar”, entre otras significaciones.

En inglés triage cuenta con una primera acepción muy específica para aplicarla en las casos de emergencias médicas, “clasificación y asignación de tratamientos a pacientes. . . de acuerdo a un sistema de prioridades”. En las salas de urgencias médicas, “clasificación de los pacientes según la urgencia de sus necesidades de cuidados”.

Puede deducirse de lo expuesto más arriba que el uso del triaje del español procede del inglés y el origen de la palabra viene del francés, con posible origen del latín. La Real Academia ha adoptado la posición de solo consignar el origen de las palabras cuando este puede establecerse sin lugar a duda.

Se lamenta que el sustantivo correspondiente a la acción del verbo tamizar no se haya abrazado para el uso que del verbo se hace en el ámbito médico de las salas de urgencias.