Ayer ví la película ganadora de varios Oscares "El discurso del Rey" y tengo que confesar que encontré similitudes entre el  primer discurso de Bertie, cuando todavía era hijo del rey, y el discurso de Leonel. Todo el mundo a la expectativa esperando las "palabras" y este ser humano que se siente derrotado porque no le salen las  palabras.  La diferencia es que Bertie, el hijo del rey, se queda atorado y este rey nuestro, Leonel, le salen las palabras a borbotonesen  una pieza repleta de medias verdades, sofismas, dramatismos, sentimentalismos y sueños.

El discurso del presidente nos ha dejado a muchos perplejos y pensativos. Ese país del cuál habla, parece otro  diferente del que vivimos. Esas personas vestidas de negro parecían  asistir a un velorio. Sus aplausos eran automatizados y desconfiados, ellos sabían que había todo un pueblo a la expectativa de ese discurso. Como extras de una película seguían las consignas. Ellos eran testigos de la tristeza y la nostalgia que emanaba de ese discurso. A toda costa se querían mostrar logros que no se  evidencian y todos lo sabían y lo sentían. 

Ya han pasado muchos años, ha habido muchas oportunidades que se han dejado escapar por falta de valentía.El pasado y el futuro son los  tiempos preferidos del presidente de la República. Desconoce la acción presente, responsable y comprometida. Nos exhorta a no dejar perder  esta democracia "que nos ha costado tanta sangre, tanto dolor, tantas lágrimas y tanto sacrificio, que lo único que podemos hacer es comprometernos todos…."  Ciertamente esta democracia ha costado todo esto al pueblo dominicano sobre todo a los más pobres y a todos aquellos que no han tomado parte en los festines que ha organizado cada gobierno de turno.

En una de las estrofas de las letanías nos dijo: "No cabe dudas que hemos estado y continuaremos creando los cimientos de un Estado Democrático y Social de Derecho, que promueve la prosperidad, el bienestar y la convivencia civilizada entre los dominicanos y las dominicanas". Su ánimo quiere moverse a conveniencia entre un nostálgico y un soñador. Quiso haber creado este estado de derecho que él menciona y de hecho lo intentó en su primer periodo por los noventas, sin embargo esto se ha quedado en  un sueño que ya es imposible que él realice.

Y se pone más sentimental cuando dice: "es posible que haya algunos sectores que no valoren este esfuerzo…" Aquí casi le quiebra la voz, porque en un atisbo de conexión con la realidad percibe que efectivamente hay gente, mucha,  que no ve el esfuerzo que se ha hecho para construir ese estado de derecho, todo lo contrario.

Se pone aun más dramático, casi como una madre de esas de antes que reclaman a sus hijos sus favores, cuando insinúa que aquellos que no pueden aquilatar sus obras son unos desagradecidos. El agradecimiento ciertamente es una actitud deseable de aquel que recibe y la gratuidad es la actitud deseable del que da. El problema es que el DAR  del presidente es un deber constitucional no un ejercicio de su bondad. Por  tanto no nos toca a los ciudadanos estarle agradecidos porque en caso de haberla recibido no le podemos llamar dádiva.

Ahora bien  lo  más  triste de este discurso son las medias verdades por ejemplo "desde los orígenes de la actual gestión administrativa, ha habido un aumento anual de la inversión en educación de un 100%". Así es sin contar con la inflación desde  los orígenes y con la proporción que esto significa.

Su postulado acerca de una mayor inversión en educación es sorprendente, se podría traducir  más o menos así: sshsseñores, no vamos a invertir ni un centavo más en educación porque ahora se ha descubierto  en países desarrollados que mientras más han  invertido en  educación los resultados educativos han empeorado cada vez más. Este sofisma es uno de los más increíbles creados por nuestro presidente para justificar su reticencia a invertir más en educación.

Y como al pueblo tradicional se lo calma con un poco de sangre,  destituyó a algunos funcionarios, para que no digan que él no hace cambios y que no quiere renovación en su gobierno. Uno de ellos es el Ministro de Educación a cambio del 4%.