En determinados ciclos, el arte latinoamericano ha emergido en Nueva York como un mamífero en busca de oxígeno, dedicándose sesiones exclusivas en circuitos y galerías, movidas por tendencia o por el ojo que podría poner interés económico en respaldar y acurrucar un potencial grupo de compradores.
Tras escoger una misma dirección y asumir los procesos migratorios como una herramienta natural que valida y estimula el curso evolutivo del ser humano, se han montado en el vagón “TRIP-E-ANDO”: Marcos Guerra, Héctor Ledesma, Branno Martínez y Guillo Pérez III, cargados de una producción radicalmente contemporánea que recrea una identidad genuina y diversa que insiste en el diálogo con la urbanidad, el lastre del tiempo presente – lo temporal – y hasta cierto punto repentista por lo que permea una ciudad tan enmarañada. TRIP-E-ANDO, es una apropiación pertinente para comprender la emergencia de las nuevas manifestaciones creadoras. El fenómeno de un simbolismo novel que abarca pintura, escultura, dibujo, grabado, fotografía, instalación, videoarte, arte digital o cualquier producto generado de la acción multiexpresiva dentro de las artes visuales.
Marcos Guerra (Santo Domingo 1964). Se destaca por sus explorativas técnicas y glosario de simbologías en constante evolución que subrayan en colores y formas, sin tomar esto como elemento recursivo desatado de la condición caribeña. Guerra ha basado su discurso en una dialéctica creativa que apela a la investigación de un imaginario expansivo y sugerente.
La mutación asedia efectivamente a los personajes que aparecen en las escenas macabras de Marcos; las texturas reafirman la materialidad dando pie a reflexiones llenas de ironías y la fuerza sombría que baña la realidad.
Sus obras se encuentran en varias colecciones de países como: Alemania, Austria, Bélgica, Camboya, Colombia, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Finlandia, Grecia, Honduras, Italia, Luxemburgo, Reino Unido, Suecia y Tanzania. De estos lugares muchos han aportado a la vivencia gráfica y la recolección intuitiva para su vistazo del mundo como unidad.
Héctor Ledesma (Santo Domingo 1967). Despojado de la dimensión territorial accede a nuevas apariencias, con gráficas conceptualizadas llenas de patrones, colores y valores estéticos que reflejan una imagen viva. Cada pieza de Ledesma es un desafío ideológico dispuesto a relacionarse con los espectadores y que él dirige desde el “Enjoy the Silence”.
Ledesma, quien reside desde hace algunos años en Nueva York ha resuelto de forma cautelosa la oportunidad de introducirse en lugares importantes, lo cual le ha permitido ganar numerosos premios y participar en proyectos de arte público como autor. Hecho que lo hace resaltable entre la diáspora que se resiste a esta clasificación. El sarcasmo obsesivo mediante la figuración humana, convierte algunas de sus piezas en estampas universales, dejando ver lo vivencial en equilibrio con un sistemático humor negro que observa lo social de forma enérgica y espontánea.
Branno Martínez (Santo Domingo 1959). Arquitecto, fundamentalmente creador y parte de ese grupo emergente que se contrapone a lo generacional. Su manufactura es legitimada por la entrega productiva y el compromiso, que al mismo tiempo cuestiona en un diálogo abierto lo funcional, lo histórico, lenguajes y prácticas además de las teorías artísticas contemporáneas.
El ejercicio artístico de Martínez, es una bitácora con ciertas connotaciones localistas, de cualidades que permiten al observador descubrir otros escenarios – sistema y arte -donde las imágenes se hacen relevantes por el rigor estético. Ideas de vida que reafirman lo elemental: material, luz, tiempo… mostrando fertilidad plástica y recursiva. Branno es un de los dominicanos que se ha integrado hace unos años al movimiento del arte neoyorquino exponiendo en espacios y galerías notables.
Guillo Pérez III (Santo Domingo 1987). Creció en las artes inspirado por su padre y abuelo, la mezcla de influencias en su formación además de crecer en Nueva York le garantizó encajar en esta urbe. La compilación de fragmentos de su vida expuestos con una vibrante coloración, compone una serie de fotogramas de personajes y figuraciones simples, algunos sacados de historias básicas y otros de un tiempo onírico.
La propuesta reveladora de Guillo III nos muestra una alternativa que busca reinterpretar los resultados actuales de lo multidisciplinario: fructíferos, tentativos, franco y esencialmente contemporáneos.
TRIP-E-ANDO es una iniciativa del Comisionado Dominicano de Cultura que busca presentar en esta exposición colectiva la migración dominicana por el mundo y la producción artística de vanguardia en un intercambio con la diáspora de esa ciudad, durante todo el mes de septiembre.