Habíamos explicado que Trinquete es un mecánico que todo lo asocia a su oficio. Si uno dice, por ejemplo, que el dinero escasea, comenta que "la economía está agravada por una desaceleración del motor, que provoca la salida de humo por el tubo de escape, como si fuera un carro viejo".
En estos días, un lujoso auto se detuvo frente al taller. Un caballero con cara de bonachón y gafas oscuras, le explicó que el vehiculo tenia un pequeño problema eléctrico.
–Eso lo arreglo yo en diez minutos– dijo Trinquete, mientras procedía a buscar el fallo. Cuando terminó, le dijo al caballero:
–El problema es mayor del que suponía. Hay una desconexión del hidrovatio del insillin, una pequeña pieza que está debajo de la tinoterapia del congoledor, que es la que lleva la electricidad al condensador. Por eso es el problema.
–No importa, arréglelo–dijo el caballero, sentándose en un banquito.
Media hora después Trinquete terminó, pasándole al cliente una factura por quinientos pesos, cuando lo que conectó fue un cablecito suelto.
–La tinoterapia del congoledor, eh? Yo soy un general de la Policía, aunque ande vestido de civil. Explíquemelo allá, en el cuartel general.
–¡Soy menor de edad, soy menor!–gritaba Trinquete, mientras el general se lo llevaba, agarrándolo por la correa.