Ya está disponible el calendario escolar para el año escolar 2019-2020 que regula las actividades docentes y administrativas en los centros educativos públicos y privados del país. Las clases comienzan en tres semanas, el 19 de agosto. El año tendrá una duración de 41 semanas con 985 horas para los Niveles Inicial, Primario y primer ciclo de educación de adultos, de 1,182 horas para el Nivel Secundario y de 1,576 horas para centros con Jornada Escolar Extendida. Este es un tiempo valioso que debe ser respetado y aprovechado al máximo para asegurar el aprendizaje y desarrollo de competencias de nuestros estudiantes.

Deseamos este sea un año escolar exitoso. Uno en el cual los centros aseguren un clima escolar positivo y sano y en el que los docentes lleguen y se mantengan motivados, inspiren y reten a sus estudiantes cada día y se ocupen de su propio desarrollo personal y profesional. Uno en el que no se tenga que convencer o forzar al estudiante para asistir a la escuela y valorarla, sino que reconozca el beneficio de su formación y esté motivado a aprender.

A continuación comparto algunas ideas y recomendaciones para lograr el año escolar que soñamos:

Los primeros días de clases son determinantes. Es la oportunidad de oro que tiene el centro y cada docente para conectar con sus estudiantes, conocerlos y darse a conocer, estableciendo una relación positiva en el marco de límites sanos y apropiados. La actitud del docente, su preparación previa y su interés genuino por conocer y escuchar a sus estudiante será fundamental para un buen inicio y primera impresión.

Evitar el agotamiento o “burnout”. Es recomendable que los docentes se cuiden y siempre busquen el equilibrio, sacando tiempo para el descanso y la diversión. Los centros educativos deben cuidar a sus docentes sin sobrecargarlos o presionarlos de forma excesiva para que puedan dar lo mejor durante el año escolar.

Saludar y conocer a cada estudiante. Es poderoso cuando el docente saluda a sus estudiantes, llama a cada uno por su nombre, los escucha y se interesa por sus gustos, sus actividades, preocupaciones y logros. Se tendrá un mejor año escolar si cada uno se siente valorado y si se toman en cuenta sus conocimientos y experiencias para diseñar el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Intencionalidad educativa. Si el docente no domina el currículo y no tiene claridad sobre lo que desea que sus estudiantes logren y aprendan, su intervención no tendrá sentido ni se podrán medir los resultados. Diseñar e implementar actividades sin intencionalidad educativa desmotivará a los estudiantes y entorpecerá el proceso.

Altas expectativas. Este es uno de los factores determinantes para el logro de los aprendizajes esperados y para el desarrollo de los estudiantes. El docente tiene en sus manos tiempo valioso en el cual puede limitar o potencializar sus talentos y habilidades. Las expectativas deben ser altas, respetando las características y necesidades de los estudiantes pero retando de manera apropiada para que den lo mejor y avancen.

Mantener la pasión por la enseñanza. No hay nada peor para un estudiante que un docente sin energía, sin entusiasmo, sin vocación. La pasión se contagia de múltiples formas y no debe desaparecer a medida que pasa el año escolar.

Establecer procedimientos claros. Muchos autores recomiendan dedicar las primeras semanas de clase al establecimiento de reglas y procedimientos, asegurando que los estudiantes los comprendan antes de enfocarse en lo académico. De esta manera se pierde menos tiempo en asuntos relacionados a gestión o manejo de aula y se aprovecha el tiempo para la enseñanza.

Promover la aplicación y la práctica. Si lo que se enseña se relaciona con el contexto, con la realidad, con las experiencias de los estudiantes, se aprenderá mejor. La información está disponible a un clic. Lo que necesitan nuestros estudiantes es establecer relaciones, desarrollar las competencias para gestionar la información y el conocimiento, para aplicar lo que aprenden en situaciones reales, resolviendo problemas y situaciones de manera efectiva. Si esto se logra, el año escolar será interesante y exitoso.

Retroalimentar. A lo largo del año escolar el estudiante necesita conocer su progreso, sus avances y aquello que debe mejorar. Para esto el docente le ofrece información sobre su desempeño partiendo de unos criterios claros. Esto ayudará a cada uno en su proceso de desarrollo y aprendizaje, facilitando que alcance los logros esperados.

En tres semanas inicia una nueva oportunidad para hacer la diferencia en la vida de cada estudiante y para aportar a una mejor sociedad. En manos de cada centro educativo y docente está lo que hace con ese tiempo precioso.

¡Preparemos desde ahora el mejor año escolar para nuestros niños y jóvenes!