1. Hotel Coppelia

Una obra de arte siempre es una propuesta. Usted como espectador se acerca a esta desde sus posiciones y sus esquemas. El espectador juzga el producto, pero jamás ve el proceso de realización del artista; incluso, parece no importarle el contexto de realización de la obra de arte y su propuesta estética. De inmediato, admiro a quien se enfrasca en la realización de una película y no solo produce un objeto de consumo o para el consumo masivo, sino que plantea una propuesta estética a través de su obra y, en el marco de esta propuesta estética, aparece igualmente una propuesta discursiva en términos culturales e ideológicos.

Hotel Coppelia es una propuesta estética que debe ser juzgada por los expertos en cine. A ellos dejo la palabra. Ahora bien, yo como espectador debo decir que tuve una experiencia estética agradable y que no me escandalizo por el esfuerzo consciente del director y guionista en poner en primer plano las voces invisibilizadas de la historia dominicana. Hotel Coppelia no es la simple dualidad entre buenos y malos; sino la compleja lucha por la sobrevivencia. En el microcosmos del burdel está la misma visión heredada del poder o, lo que es lo mismo, la imposición de una voluntad sobre otras voluntades subordinadas en una sociedad en crisis. En Hotel Coppelia se reflexiona sobre un tópico que la sociedad dominicana debe hablar muy a menudo: el poder y la forma en que este escamotea humanidad (expresión que tomo de Leopoldo Zea, filósofo mexicano).

  1. Documental sobre Rafael Solano

Aunque fue realizado en 2018, el documental producido y dirigido por Patricia Solano, con la colaboración de Juan Basanta, es también una propuesta estética que da qué pensar. Es un documental biográfico que retrata no solo la vida del maestro y compositor musical Rafael Solano, puertoplateño a ultranza, sino también los cambios sociales y culturales en el siglo XX dominicano. El documental debe tratarse como una obra de referencia obligada sobre la trayectoria musical dominicana a la que el maestro Solano está unida.

Los testimonios de sus amigos, intérpretes y músicos que han sido tocados por el fenómeno musical Solano muestran la grandeza de una vida ordenada hacia objetivos claros; enseña también los frutos de la disciplina y del esfuerzo constante. La atmósfera afectiva en que se desenvuelve el documental impacta. Es muy alentador ver la historia de un ser humano detrás del artista de éxito. También este país ha tenido grandes personajes cuyas vidas merecen contarse.

  1. La sociedad avanza, los políticos…

Resulta alentador ver cómo la complejidad de la vida social muestra signos de avances en términos de ciudadanía, de proyecto de nación. Era de esperarse. A juzgar por lo que leemos sobre el país a inicios del siglo XX y lo que experimentamos en la actualidad, creo que nadie puede negarlo, hemos crecido mucho. El problema ha sido cómo llevar este crecimiento a toda la población. Ciertamente, el país es otro; pero mucha gente sigue en la pobreza. Todavía hay pocas oportunidades para gran sector de la población dominicana.

Resulta alentador ver cómo la sociedad exige y demanda por nuevos modos de hacer política. Una política más inclusiva, justa, que busque el bienestar de todos, que asuma la transparencia y la honestidad en el manejo de los dineros públicos. La sociedad civil presiona y se hace sentir en la vida democrática. Hoy creemos que es el modo en que perfeccionamos el proyecto común que se llama democracia.

Con todo, hay sectores que pretenden ir contracorriente y que temen renovarse y adecuarse a los nuevos tiempos. Las prácticas y los discursos de muchos políticos siguen atados a la nefasta tradición clientelar del país. Lo heredado aún se impone; pero también lo nuevo se deja ver como la luz por las rendijas de las puertas.

Es alentador ver que ya no somos una sociedad con miedo, sino que grupos de interés pueden demandar atención y solución en aquello en que no se sienten representados o les afecta de algún modo. También la democracia es una propuesta estética atravesada por la ética. Nos falta crecer, sí; pero hemos avanzado en la conciencia de que podemos hacer lo mejor posible.