UNO
Leyendo a Jurgen Habermas me topé con George Simmel, y me vi obligado a leer “Filosofía del dinero”, un libro que él escribió en el año 1900. Uno lee textos que en apariencia están muy distantes de nuestra realidad, y sin embargo recibe en la lectura atisbos sorprendentes que la definen de manera profunda. Simmel dice que “El dinero representa en la sociedad, la objetividad de las relaciones de intercambio en su pura abstracción”, por lo tanto forma la base para la construcción de la subjetividad. Y, como un rayo, pensé en la “democracia dominicana”. Tenemos la libertad de ser candidatos, por ejemplo, pero ¿cuánto cuesta ser regidor, diputado o senador? El 97% de los dominicanos tiene esa “libertad” clausurada, porque, como bien dice Simmel, “El dinero representa la objetividad de las relaciones de intercambio. La nuestra, pues, no es una “democracia”, sino una “plutocracia”, es decir, gobierno de los ricos, democracia del dinero.
DOS
No hay libertad sino en la elección de un comportamiento humano que no brota del temor, de la miseria o de la ignorancia. Si yo soy libre es porque mis actos expresan mi voluntad no condicionada. En la sociedad dominicana el yo verdadero de los sujetos es abolido, y en un mismo golpe extendido hasta el infinito de una historia azarosa, se ha borrado todo vestigio ético, toda solidaridad verdadera; lo real se adultera y queda el simulacro, la caricatura. La construcción del imaginario de unas elecciones es un torbellino en el cual se falsifica el mito de la libertad. ¿Quién es libre en una sociedad como la dominicana? ¿Quién es libre frente a un partido-estado que maneja todos los tinglados de la manipulación colectiva: poder ejecutivo, cámara de diputados, senado de la república, cámara de cuentas, fuerzas armadas, poder judicial, organismos de seguridad, educación pública, planes de asistencia social, presupuesto público, estructura del cobro de los impuestos (usada como mecanismo de intimidación contra los poderes fácticos), etc.? Personalmente, Danilo Medina maneja más del 10% del PIB, y los órganos equilibradores del poder central están desnaturalizados. La prensa cooptada por la vía del dinero, artistas, escritores prostituidos sin piedad; y encima de estos privilegios sin límites domina sin ningún escrúpulo los organismos árbitros del poder electoral. ¿Se pueden llevar a cabo unas elecciones libres en la República Dominicana, con todas las instituciones públicas prostituidas y las angurrias del poder omnímodo desatadas?
TRES
La “realidad” del sufragio se puede disfrazar de “democracia”, pero el espesor de la corrupción, la amplia franja de la pobreza y la ignorancia la convierten en una caricatura de la libertad. Vale la pena preguntarse si, en estas condiciones, podría haber solución a los problemas nacionales, derivados de la hegemonía del PLD, en el marco institucional. Porque el PLD ya no sabe competir en igualdad de condiciones, y es la plutocracia emanada de la corrupción sistémica que ha implantado, junto al secuestro de las instituciones, lo que les garantiza la continuidad en el poder. Todo eso que llamamos “democracia” en la cultura occidental, no es más que la ilusión roussoniana, según la cual el Estado moderno es una representación de todos los ciudadanos. Casi veinte años después de manejar el poder a su antojo, y enriquecer a la cúpula partidaria, el PLD desnaturaliza la concepción roussoniana del acto de votar, que el pobre Rousseau creía era la expresión de una voluntad no condicionada. En la República Dominicana la calidad de la democracia está herida de muerte. Y hay que luchar, sí, pero hay que decir lo que todo el mundo siente: por el camino que vamos, las elecciones podrían ser un abuso, y el candidato oficialista que imponga la reelección, un abusador.