La conexión inter-regional entre los territorios localizados al norte del país, en la región Cibao Noroeste, región Cibao Norte y región Cibao Sur, y las provincias ubicadas en el suroeste, pertenecientes a la región El Valle, región Enriquillo y región Valdesia), vuelve a concentrar la mirada de los diferentes sectores nacionales ante la indefinición histórica del trazado vial definitivo que conectará una zona de alta productividad con uno de los territorios más pobres de la República Dominicana.
La discusión presente por décadas de manera intermitente, vuelve a ser noticia ante el anuncio del Presidente Medina, en el cual se comprometió con la construcción del trazado que unirá la provincia de Santiago con San Juan de la Maguana; sin embargo esta propuesta ha sido rechazada por diversos sectores los cuales se oponen a la construcción de la misma señalando las ventajas de buscar el consenso en otros trayectos; por lo tanto a continuación se plantean algunos elementos conceptuales que contribuyan con el debate iniciado en la búsqueda del trazado ideal.
La vinculación de las regiones señaladas contribuye con la reducción de los tiempos de desplazamiento, el ahorro de combustibles y la descongestión de centros urbanos consolidados, por lo tanto el origen y destino de la red vial debe localizarse en comunidades con alta densidad y con un sistema productivo consolidado con el fin de mejorar el acceso al lugar donde vive la gente y a las zonas de mayor producción.
Otro elemento importante en la definición de la carretera Cibao-Sur es la selección de las comunidades que serán impactadas por el trazado, ya que el flujo de actividades aumentara como consecuencia de la nueva infraestructura; la selección de los emplazamientos debe ser el resultado de un proceso que identifique potencialidades (atractivos turísticos, pequeñas actividades productivas con posibilidades de fortalecimiento, zonas con alta densidad) al igual que necesidades (comunidades con altos niveles de pobreza, precariedad de los servicios básicos, zonas vulnerables), aprovechando sus fortalezas y aminorando sus debilidades.
Un último elemento y no menos importante se encuentra en la preservación del sistema ambiental de la zona, por lo tanto el Estado debe garantizar en primer lugar que el trazado ocupe la menor cantidad de reservas naturales y en segundo lugar debe producir las compensaciones ambientales necesarias que ayuden a conservar el sistema de áreas protegidas.
La definición del trazado en cuestión es vital para el desarrollo integral de la nación dominicana; las estadísticas confirman esta premisa, el porcentaje de pobreza extrema de las regiones ubicadas en el sur (Región El Valle 20.6% y Región Enriquillo 17.7%) duplica la media nacional (8.9%), contrastando con las regiones del Cibao las cuales registran tasas entre el 6.0% y el 8.8%, por debajo de la nacional.
De manera que el letargo limita las posibilidades del desarrollo económico y social de las regiones a través de la complementariedad de sus territorios, de igual manera la limitada conexión vial contribuye con el aumento de los costos derivados por desplazamientos e incide en los niveles de pobreza, impactando el nivel de sus habitantes.