Los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo se ven afectados por trastornos de articulaciones y músculos que están entre las enfermedades ocupacionales o relacionadas con el trabajo de más alta incidencia.
Es tanto así que los trastornos musculoesqueléticos no discriminan entre países desarrollados o en vía de desarrollo. Y, sin tomar en cuenta los avances tecnológicos y en la organización del trabajo de los primeros, claro está que se ven más afectados los trabajadores y trabajadoras que realizan trabajos pesados. No obstante, marca la diferencia el hecho de que, según estudios publicados, de un 40-80 % de trabajadores en los países en desarrollo y de un 10-20 % en países industrializados realizan trabajos forzados (agricultura, metalmecánica, etc.).
Los trastornos musculoesqueléticos (TME) producen altos niveles de absentismo laboral, incapacidad temporal o permanente resultando en altos costos para el trabajador como para el empleador.
Es decir que aplicar los controles de riesgos que eviten los trastornos musculoesqueléticos deviene en efectos positivos tanto en la salud como en lo económico.
Las enfermedades de músculos y articulaciones afectan preferentemente los hombros y brazos, espalda y región lumbar, que son las áreas donde se reciben mayores cargas físicas en el desempeño de las actividades laborales. Estas lesiones pueden ir de leves, moderadas y graves, que se manifiestan por pequeñas molestias que mejoran con ejercicios y rotación de tareas, pero que otras pueden requerir tratamientos prolongados, incapacidad permanente para el trabajo productivo.
Entre las principales causas de los trastornos musculoesqueléticos podemos mencionar:
– Postura laboral incorrecta.
– Mala técnica de manipulación de cargas.
– Movimiento de esfuerzo repetitivo.
– Halar o empujar forzosamente.
– La exposición a vibraciones
– Estaciones de trabajo antiergonómicas.
– Trabajos estresantes o monótonos.
– Factores psicosociales.
Algunas medidas preventivas para evitar esta enfermedad son:
-Evaluación médica preempleo para la determinación de enfermedades musculoesqueléticas preexistentes.
– Implementar los controles de riesgo adecuados.
– Facilitar a los trabajadores los equipos necesarios para la manipulación segura de cargas.
– Diseño ergonómico de mesas, sillas, estaciones de trabajo, equipos y herramientas que tomen en cuenta la relación que deben tener con el cuerpo del trabajador.
– Entrenamiento continuo del personal en medidas de higiene y seguridad para el trabajo seguro.
Otras medidas convenientes recaen sobre la organización del trabajo evitando los movimientos repetitivos, rotando el personal, hacer pausas para hacer ejercicios de relajación, entre otras.
Recordemos lo que ya hemos dicho: la clave es adaptar el trabajo al hombre y cada hombre a su trabajo.