Hemos estado hablando de meditación, la meditación es un medio no un fin en sí misma. Debes comprender que estás en esta existencia para modificarte, superarte, transformarte.
De una u otra forma, todas las religiones y movimientos espirituales te hacen ese llamado: “arrepiéntete”, “conviértete”, “busca la iluminación”, “despierta”, “talla la piedra bruta”, “moksha”, “nirvana”, “satori”, “autorrealización”, “despertar el Kundalini”, etc. Tenemos que descubrir lo mucho que nos parecemos y que Dios también se ha ocupado de los países del Lejano Oriente.
Lo indispensable en nuestra existencia, es una determinada evolución mental o interna y todo lo demás es secundario. Como lo evidencia el hecho de que al final de tu vida terrenal, en el ataúd no te llevarás cosas que creíste valiosas.
Todos los líderes espirituales, señalaron que lo esencial es que cuando culmines tu existencia en este plano, tengas suficientes méritos u obras, para que especialmente tú, reconozcas que tu vida valió la pena. Dios mira tus malos actos con un nivel de comprensión superior a lo que puedes entender.
Al mundo o realidad espiritual, puedes acceder en la medida en que te desarrolles y te impongas a tus bajos instintos, básicamente a los impulsos puramente animales que compartimos con las demás especies.
Los líderes espirituales señalaron que habríamos de desarrollarnos conjuntamente y que se produciría un proceso de selección, separando “los lobos de las ovejas” o el “trigo de la mala hierba”. No es correcto que pienses que los escogidos serán exclusivamente los que asistan a tu iglesia, recuerda que Jesucristo dijo “tengo ovejas en otros rediles” (Juan 10:16). No condenes a los que no comprendas.
No debes sentirte mal si te digo que te falta mucho por ser, por crecer, por aprender, por vivir. No importa quien seas, no importa lo mucho que hayas evolucionado, siempre habrá un inmenso camino frente a ti por recorrer y lamentablemente, dejas de avanzar, cuando crees que llegaste. Es mucho más corto el camino entre los primeros organismos unicelulares del Planeta y nosotros, que el camino que tenemos por delante.
Evidentemente es muy gratificante compartir tu existencia con gente que ames mucho y resulta algo pesada con gente que te desagrade, por lo que por lógica matemática, mientras más personas ames, más agradable será tu vida. Talvez esperas que el Mundo cambie para enamorarte de él, en verdad cuando te enamores de él, cambiará.
En la vida descubres cosas interesantes, visitas lugares que te impactan, conoces personas que te impresionan profundamente, pero nada es comparable con el día que te reconoces; que descubres quién eres realmente. Porque al descubrirte, entras a un nivel de existencia que trasciende al que nos encontramos habitualmente. No nos faltan muchos años o muchos kilómetros para estar en el Cielo, aunque podría faltarnos mucha transformación existencial. No es preciso esperar a morirse, sí lo es el desarrollar tu conciencia.
Se suele ver a Dios como un líder político, si le haces campaña te “sacará lo tuyo”. O creer que si asistes asiduamente al Templo, mantienes a Dios muy feliz. Es como pensar que cuando comes, le haces un gran favor a tu madre.
Jesucristo dijo ser: la Vida, la Verdad, el Camino, la Puerta. Habló de nacer de nuevo. Todas son imágenes dinámicas, hablan de un proceso de transformación. Convertirte en un miembro de tu iglesia no es ninguna meta, es sólo un comienzo. Él quería que lo imitaras, no sólo que lo admiraras.
No basta con estar en el camino, hay que caminar. No basta con tener el mejor instrumento, tienes que utilizarlo. Si tu propósito es ser la misma persona en el próximo año, realmente has abandonado el camino y no lo sabes.
Cuando veas con tus ojos cerrados, escuches antes de que te hablen, descubras cada vez más razones para sonreír, sabrás que no existe nadie como tú, que no hay barreras entre el Universo y tú, te hará feliz la alegría ajena, podrás saber que la muerte es sólo un cambio de experiencias…y entonces comprenderás qué quiere decir “ser hijo de Dios”.